Hace como un mes mi jefe me invito a comer, aproveché la oportunidad para probar el “curry”. Mi jefe lo único que hacía era alabar tan maravillosa comida, debo confesar que no solo me pareció picante, sino que en menos de quince minutos mi estómago empezó una revolución. Cuando íbamos de regreso a la oficina, empecé a sudar, efectivamente tenía un “Llamado de la naturaleza”, mi guatita literalmente estaba “on fire”, mientras que trataba distraerme y no pensar en el endemoniado curry, mi jefe seguía en un bla bla bla continuo. Cuando al fin llegamos, salí corriendo al mejor estilo de Speedy González, pero estando en el ascensor no pude más y se escuchó el ruido que más temía. Mi jefe me miró y lo único que pude hacer fue preguntarle ¿Te cayó mal el curry?