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Acabo de leer la confesión de una niña que sufrió acoso por parte de unas compañeras en el hogar de niñas donde ella trabajaba y no pude evitar acordarme sobre un episodio similar que viví hace algún tiempo con la cual también me sentí identificada por lo que contaré mi larga historia.

Hace aproximadamente 5 años atrás, con 25 años tomé un bolso con ropa y fui a probar suerte a Santiago con la intención de estudiar y tener estabilidad laboral, ya que en mi región sólo hay pega en el verano. Bueno, el tema es que después de haberme desgastado en mi primer trabajo en un call center 24/7, decidí volar de ahí y conseguí un trabajo con un horario un poco mejor, como asistente a clientes en una tienda de artículos de hogar muy conocida, que empieza con C de casa. Me llamaron a entrevista, la pasé, tuve una entretenida capacitación de dos días e incluso me hice una amiga ahí pero que se fue a otra tienda y al día siguiente después de terminada la capacitación me fui a la tienda que me correspondía, en el centro de Santiago. El primer mes todo bien, el ambiente se veía tranquilo, no tan estresante, algunos compañeros buena onda pero las cosas empezaron a cambiar cuando se inició la temporada navideña. En el grupo que entró conmigo había una tipa flaite que para mi mala suerte le tocó en la misma tienda, y ella fue asignada para apoyar a los encargados de tienda, que vienen después del jefe de tienda y como era de esperar se le fueron los humos a la cabeza y era peor que patrona de fundo no tenía trato con la gente, al menos conmigo. Y para variar, entró una mina que se veía señorita y simpática, llegó a trabajar cerca de la sección donde estaba yo, al principio yo trataba de ser buena onda con ella pero me di cuenta que además de ser pesada era cahuinera y negativa, por ejemplo ella me contaba su vida y yo la mía, le hablaba del pololo que yo tenía recién en ese momento y de los planes a futuro, de irnos a vivir juntos, tener hijos, etc y ella empezó a decir pestes que si me dejaba embarazada se iba a correr y cosas así en vez de decir: qué bueno, dale nomas por último decirme que me cuide, pero no pensé que saldría con esos comentarios tan ácidos, lo mismo tambien cuando le conté que me había cambiado de comuna más cerca del trabajo, en vez de decirme ‘que bueno vas a estar más cerca’ me dijo: “es que te va salir caro”, ni que ella me fuera a ayudar con el arriendo la muy metida.

Y sobre la vieja, esa era una víbora de las muchas que se pueden encontrar en todos los trabajos y que embarran el ambiente laboral. Esta mujer tenía como 35 años pero parecía de 50, no hablaba sino gritaba, se creía jefa, echaba la talla con el jefe de tienda, se quejaba por todo, contaba su vida y sus penurias, se juntaba a almorzar con otras flaites y decían un rosario de garabatos en la mesa, era amargada, negativa, siempre con comentarios ácidos y ella al igual que la pendex también se creía con derecho a juzgarme con respecto a mi vida. Con decirles que hasta me miró en menos por vivir en una pieza ya que ella andaba llenándose la boca de que tenía casa y muebles y yo con suerte tenía mi ropa, mercadería y utiles de aseo ya que de a poco estaba armando mi hogar de soltera. Un día tuvimos una discusión sobre eso me dijo que yo “no tenía nada”, así por poco menos tratándome de indigente porque ella tenía esto, esto y esto otro, de hecho dijo que me iba a regalar una tele, habiendo en la casa donde arrendaba y yo por la forma que me trató no se la acepté y le dije: “no, gracias no ando recibiendo limosna”. Y ella empezó a pelarme diciendo que yo era una malagradecida, si me hubiera vendido la tele o me la hubiera ofrecido en buena forma talvez se la habría aceptado. Y cuando la cosa se puso color de hormiga con ella fue un día en la hora de colación, yo estaba conversando con otra niña nueva que también venía de la misma región, y empezamos a hablar de la vida, ella iba a entrar a la u ese año y yo le contaba sobre mi sueño de poder estudiar, también le contaba sobre mi pololo de entonces y en tono de broma le dije: “espero no quedar embarazada para poder estudiar”, la mina se mortificó, me dijo que como decía algo así y justo estaba la vieja ahí parando la oreja preguntado qué pasaba y esta cabra le dijo sobre mi comentario y adivinen: la vieja me subió y me bajó a insultos. Fue una guerra de palabras entre ella con la otra niña, esta última al menos fue más suavecita, pero la tipa me dijo por lo que recuerdo que yo era inmadura y que tenía la cabeza conectada con el traste, no sé con qué cara me dijo eso siendo que ella fue mamá adolescente y la remató diciendo que mi pololo se iba a correr y que en un pieza no iba a ser feliz. Los nervios me jugaron en contra y no supe responderle bien, sólo dije que era mi vida y hacía lo que quería con ella, y que si tenía un hijo iba a aperrar y sino podía mantenerlo lo debía dar en adopción (me arrepiento de decir eso, pero fueron los nervios) y ella se molestó, dijo un par de weas se levantó de la mesa y se fue, y yo retando a la otra cabra por armar cahuin. Desde ese día la vieja me hizo la vida imposible, saludaba a todas menos a mí, iba a mi lugar de trabajo a hacerme escándalo, tiraba indirectas, me pelaba, me tocó limpiar el baño y ella escondió el cloro y después se quejaba que el baño estaba sucio, y lo mas grave que me hizo fue inventar que yo le había gritado al guardia de la tienda que era un viejito bien simpático. Y por todas estas cosas quería renunciar pero la pega me gustaba, la pendex me decía que hablara con el jefe sobre lo que me hacía la tipa para que habalar conmigo y ella para resolver las cosas, pero por temor a que esta me hiciera algo o no quedara trabajando no quise contar nada hasta que cayó la última gota que rebalsó el vaso. Pasó que al cierre de la tienda en la noche, yo salí casi de la última y estaban todos los de la tienda y la tipa afuera en la calle y la csm me esperaba sólo para increparme delante de ellos, porque según ella yo había dicho que era ordinaria y yo asustada y casi llorando me fui a mi casa pues pensé que me iba a pegar o algo, así que no di más y al día siguiente apenas empecé la jornada fui a la oficina del jefe de tienda, le conté la situación y sobre otras mañas y dijo que conversaría con ella. Me fui algo tranquila y la pendex se hacía la que me apoyaba a mi pero la apoyaba más a ella a la tipa, que porque yo dije cosas que no debí decir etc, en la tienda la mayoría eran cahuineros y yo era una de las más piola, yo sólo hacía mi pega y si hablé algo en contra de alguien fue porque esa persona me hizo algo malo. Después al finalizar la colación la tipa loca me empezó a buscar mocha y a insultarme delante de todos, en picada porque hablé con el jefe fue tan perra que me fui al baño a llorar y no salí un buen rato de ahí y quise llamar a mi pololo en ese momento pese a que la señal en la tienda era mala ya que el baño estaba en un subterráneo.

En otros trabajos tuve compañer@s desagradables pero ésta la embarró, y después cuando me calme volví a mi lugar de trabajo a hacer mi pega normal cuando en eso me llama esta tipa que quiere conversar conmigo, me lleva al baño y sostiene una conversación. Me decía que ella fue así de agresiva conmigo porque según ella yo le había faltado el respeto, que yo había dicho cosas de ella y de otros, que la había tratado de flaite, que yo no sabía todo lo que pasó en su vida, etc. O sea qué onda, ella sola se pelaba a ella misma contando sus cosas, empezó a mirarme en menos por la vida que llevaba, a juzgarme por ello y a dejarme mal parada, yo con la que más hablaba era con la pendex y le contaba todo lo que me hacía su amiguita y sé que ella le iba con cahuines pero nunca le dije nada. En el fondo como que esta mina estaba justificándose por ser así conmigo y yo igual le dije de frente todo lo que yo pensaba de ella y que no quería acusarla pero fue la pendex que me dijo que hablara con el jefe. Y justo entró ella y le preguntó si era cierto y ella que no que ella sólo me dijo que conversara con el para arreglar los problemas entre nosotras y se fue picada. Cuento corto ya nos dijimos todo lo que teníamos que decir, después cada una para su lado, después ya no me molestaba tanto pese a sus arrebatos, me decía algo y la paraba al tiro, un compañero que era gay siempre le paraba los carros y me decía a mí que no la inflara porque estaba loca. Y claro, recuerdo una vez que contó que tenía depresión, yo también soy depre pero no por eso voy a andar envenenando a otros, al entonces pololo le contaba esto y me decía que me hacían daño nada más que por envidia. Finalmente llegó el día que me pasaron a contrato indefinido, muy feliz me fui a celebrar, eso sí me cambiaron a una sucursal más pequeña pero más tranquila, habían menos cahuines y mala onda y tengo buenos recuerdos de ahí, de jefes y compañeros. Sobre el par de locas, la más vieja se quedó en la tienda, siguió haciendo altercados y por lo que supe un encargado discutió con ella parándole los carros y la hizo llorar (pero el fue caballero y le pidió disculpas) y a la pendex no le renovaron contrato. Y sobre mí, seguí en la empresa, no pude estudiar en Santiago porque no obtuve becas ni créditos y el sueldo no alcanzaba ni aunque mi pololo me ayudara con algo, arrendamos un departamento con él en el centro, lo pasamos súper, fui feliz un buen tiempo pero por cosas que no contaré ahora la relación terminó después de casi dos años, lo mismo que duré en la empresa, quería aspirar a otra cosa, me retiré y volví a mi tierra natal, así que de mi paso por la capital sólo me quedaré con los mejores momentos.

Actualmente no estoy trabajando, vivo con mi madre, tengo una hermosa niña de 1 año y medio, no tengo pareja pero tengo un pequeño emprendimiento de pastelería en el que llevo poco tiempo, no es mucho lo que vendo pero me ayuda para comprar pañales y hasta ahora he tenido comentarios positivos sobre mis tortitas y cupcakes.

Así que si llegan a tener problemas con algún compañero o jefe no se queden callados, hablen con quien corresponda, denuncien si no los toman en cuenta, lleguen hasta las últimas consecuencias, no se dejen pisotear porque como decía una señora por ahí “ No somos na’ materia de weones”.
Y antes de que se me olvide, cuidado con contar sus cosas a cualquier pelagatos, no todos quieren verlo bien a uno, sólo cuenten lo justo y necesario a quien corresponda y no confiar demasiado.

Muchas gracias por leer mi confesión y buena semana.



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