Siguiendo el protocolo

Hace algunas semanas recibí una denuncia por acoso de parte de un varón de mi trabajo hacia una clienta menor de edad. Hice lo que manda el protocolo de la empresa: levanté la denuncia con las personas correspondientes y se procedió como indican los protocolos. Fistalia fue separado de sus funciones y demás mientras procede la denuncia.

Nos informan que dicho funcionario recibió su citación de parte de la fiscalía y a la mañana siguiente comete suicidio.

En mi trabajo, solo algunos sabemos lo que estaba sucediendo; muchos lloran su partida y comprenden sus motivos. Mientras tanto, yo...

Yo... no sé qué sentir. Éramos compañeros desde hace 10 años. Pero como profesional que atiende a menores, no puedo dejar de proceder frente a una denuncia. No fui capaz de asistir a su funeral.

Estoy atrapada en mis pensamientos.