Mucha influencia
Alguien más además de mi cree que todos los abusos que hemos sufrido o hemos cometido en algún momento de nuestras vidas, es culpa de nuestro propio deseo de satisfacer nuestros sentidos?
Daré algunos ejemplos para explicar de mejor forma lo que digo:
-. Si soy un adulto, y mantengo relaciones a vista y paciencia de mis hijos menores de edad, aunque esto sea con mi mujer/marido y con amor y todo lo lindo que le puedan ardonar, ¿Ustedes creen que no afecta en nada la conducta del niño/a?.
-. Si como adulto o joven consumo pornografía, alimento una industria que sigue siendo viable económicamente para dichos empresarios. Por lo tanto esta industria crece, se hace más masiva y por lo tanto más accesible, ¿No es lógico acaso que tarde o temprano esto llegue a menores de edad, ellos la consuman en mayor o menor medida, y por lo tanto sexualicen sus conductas y alteren su percepción de la realidad normalizando conductas que realmente de normales no tienen nada?
-. Si como adulto fomento el consumo de alcohol como conducta 'normal', considerando que de una u otra forma esto nubla nuestros sentidos en muchos casos, y al mismo tiempo le entrego implícitamente el mensaje a los menores de edad de que esta conducta es totalmente normal y aceptada socialmente, ¿No es de considerar entonces que muchos adolecentes, siendo de por sí personas con un discernimiento cognitivo sin desarrollar totalmente en cuanto lo moral, intenten consumir estos 'productos' y mermen aún más sus filtros de autocontrol? Por ejemplo siendo más propensos a hacer tonteras, como golpear a otros, como violentar sexualmente, etc. Ojo que no digo que el alcohol sea el culpable propiamente tal, si no una especia de catalizador que en las manos equivocadas (que claramente son muchísimas) desemboca en los ejemplos que mencioné.
Básicamente quiero concluir en que cuando nuestras prioridades son el satisfacernos (Drogas, alcohol, comida, sexo, pornografía, consumismo y un sinfín de etc.) alimentamos un sistema del cual a diario nos quejamos. No digo que beber está mal, ni que comer está mal, ni que el sexo esté mal.
Pero hablo de que esas cosas no deberían dominar nuestras vidas, ya que considero humildemente que nuestras prioridades deberían ser otras.