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La felicidad

En el viaje de la vida, nos encontramos con un sin fin de sorpresas, el camino es un constante encuentro con barreras inesperadas que contrastan con la belleza de la travesía. Mientras van en este tour, les comparto una historia.

Un hombre y su mujer trabajan juntos en su propia empresa, que a pesar de los baches en la vía, ha logrado tomar velocidad. Sus funciones dentro de ella, son múltiples: limpieza e higiene, secretariado y administración, planificación, mano de obra o ejecución, etcétera. La relación entre ellos es lo que podría denominarse: 'ideal'. Son amigos, hermanos, amantes, compañeros, cómplices y mucho más, algo así como Robin Hood y Lady Marian; laboralmente, excelente, siendo entre ellos y las tres personas bajo su mando, una verdadera familia.

Él, físicamente atractivo, mas lo loable, su comportamiento, un príncipe en tiempos modernos.

Ella, físicamente poco atractiva, pero agradecida de tener un boleto en este viaje y sobretodo leal a su compañero.

Cierto día, él, en su escritorio que todos reconocen como: ' el del jefe'; ella en la entrada, en su mesita que todos reconocen como: 'secretaría' y los tres 'mosqueteros' en sus burós contando algún chiste u oyendo 'Coldplay'. De pronto, llega una cliente (por el rubro, amerita que asistan en varias oportunidades a la oficina) que como de costumbre, con dirección fija, se desplazó hasta el escritorio 'principal', sin saludar e ignorando a los 'empleados' se instaló frente al jefe; 'Hola Danielito, lo vine a ver, pues tengo dudas sobre el proyecto, y bueno, más que eso, siempre es un deleite ver su carita, oír su voz, tocar su mano al intercambiar los documentos'.

Las miradas de los bien denominados trabajadores se posaron sobre la tímida secretaria, esperando tal vez alguna reacción similar a una leona frente a una hiena, pero ella, dignamente, siguió en sus labores. Pronto, el silencio es interrumpido con la voz de la visitante que manifiesta: 'me voy Danielito, espero vernos pronto, y ojalá cuando venga nuevamente, se encuentre usted, pues yo no trato con secretarias ni empleados, siento que es retroceder, usted debe entenderme'; la rubia mujer se desplazó a la salida sin despedirse y dejando atrás su característico aroma.

El día siguió su curso y súbitamente el más jocundo de los escribientes expresa: 'le vamos a poner un tema' y todos ríen; las ofensas, obstáculos, y desprecios son piedras del camino, pero no vencen el amor, ni impiden llegar a destino, donde hay un cartel enorme que dice: 'bienvenido a la Felicidad'.



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