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Hace rato quería contarles mi historia pero me daba vergüenza porque sé que hice muchas cosas mal. Me criticarán, pero quizás le sirva a otra que, por pava, esté a punto de caer en los mismos errores.

Entré a una oficina donde casi todos eran hombres, y del total de los trabajadores, la única sin título de ingeniería. Más encima era la menor, así que siento que me veían como juguetito nuevo, me mimaban mucho. Al menos eso creía, hasta que después caché que se pasaban el día joteando.

Sólo a fin de mes se olvidaban de mi, porque andaban corriendo con informes y etcéteras. Hago la aclaración, yo no soy la tremenda mina, pero como mujer nueva en un lugar de puros hombres, parecía reina de concurso. Yo me hacía la weona, no decía nada, incluso uno de los gerentes me escribía en el chat de la empresa sólo para decirme qué tan bien me veía con el traje o la falda que estaba usando.

Hasta que un día, el más caliente y cargante de todos (en las fiestas de empresa se joteaba hasta a los hombres, siendo que tiene pareja estable y siempre se hace el muy macho), me pide que le vaya a buscar unos papeles a la oficina del gerente general (ya todos se habían ido y a mi me tocaba cerrar a mediodía) y apenas entro, cierra la puerta y me agarra a besos como desesperado, tratando de sacarme la ropa. Sin desesperarme, le pido que me suelte (la verdad estaba más asustada que la cresta, el weon tenía una cara como si no lo hubiese hecho en años!) y como no me soltaba, empezamos a forcejear y le grité ¡córtala!

Se detuvo, pero se puso a reír y como a coquetear, como si fuera muy gracioso lo que estaba haciendo. Estaba enojada, quería irme y no me creía, pensaba que yo estaba jugando también. Como no me dejaba abrir la puerta, cambié de estrategia y le dije: no haz pensado que aquí puede haber cámaras? o que a veces el gerente se devuelve a buscar cosas? mejor vamos a otro lado.

Lo convencí, le dije que iba a ir a buscar mis cosas, pero me fui corriendo. Los días siguientes estaba atento a los momentos en que me quedara sola, le pedí a un compañero de universidad que me fuera a buscar a mediodía y en la tarde, para que no tuviera oportunidad de estar sola con él; no salía de mi puesto ni para ir al baño. Pero unas semanas después, llegué en la mañana y como el clima estaba tan malo, todos se habían atrasado... excepto él.

Estaba yo en la cocina preparando un café y él llega, insinuante, preguntando cuándo dejaría de hacerlo sufrir. Me empezó a besar el cuello y yo lo alejo y le digo: ¡mírame bien! para mí esto no es agradable, deja de hacerlo. Se pone a reír y me abraza y me dio tanta rabia que no me creyera que le empecé a gritar si tú no me dejas tranquila te voy a denunciar! pero no con la policía sino con tu mina! .

Todos le tenían miedo porque decían que era muy celosa, yo ni idea, pero parece que sí porque apenas dije eso se le desfiguró la cara y agachó la cabeza ¡Déjame tranquila! y seguí gritando otras cosas pero en ese momento aparecen compañeros de trabajo y nos quedan mirando. Yo me quedé de una pieza, no supe qué hacer y me fui a mi puesto. Una situación hiper incómoda... al tiempito después me despidieron por 'necesidades de la empresa' y con la marca de ser 'la amante del ingeniero'... hombres juntos son cahuineros con memoria a corto plazo, eso es lo que hace que el ambiente laboral sea siempre "tan bueno". Hoy ellos siguen tan colegas como en aquellos años.

Fui muy tonta, por quedarme callada me quedé sin trabajo... felizmente luego encontré uno donde sí me respetaron y me hice respetar. Nunca más la de Coco Legrand.



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