Nada importa...

Soy docente, antes tenía un trabajo de planta en un lugar que amaba, sin embargo se presentó una nueva oportunidad con mayores ingresos y en la ciudad donde residía con mi pareja, así que emprendí el cambio despidiendome de mis ex colegas y amigos. Llegué al nuevo colegio entregando lo mejor, conocí al equipo nos llevamos muy bien y la directora me acogió con el discurso de que era un trabajo donde podía hacer carrera y estaba feliz que alguien llegara de un trabajo estable para trabajar en su establecimiento.

Bueno.. Hice lo que tenía que hacer, trabajar arduo para continuar en el trabajo. Me enamore de mis niños, me la jugué al 1000 por ellos, incluso más que en mi antiguo trabajo, estos adolescentes tenían muchas más carencias. No me importaba la hora ni el día yo estaba para ellos y sus padres, porque si quieres resultados en educación SI debes involucrarte.
Finalmente viene mi error garrafal, accedí a ingresar a un sindicato donde se dijo era para mayor seguridad del trabajador.

Este año 2020 compraría mi casa, pero nos despidieron a todos sin otro argumento que el plazo fijo, incluidas mis colegas que estaban embarazadas y otras habían dado a luz hace días.

Los abogados poco hicieron, nadie podía creer que me hubieran desvinculado por lo bien que hice las cosas, mi jefa directa me pidió disculpa con los ojos vidriosos y me fui.
Los colegios se han transformado en empresas donde hacer bien tu trabajo no es importante, somos números al igual que los niños y es por eso que el sistema no colabora en el aprendizaje de niños y jóvenes vulnerables.