Una confesión de vida.
Me he mandado condoros horribles y nunca quise hacerle daño a nadie. La única persona que realmente sabe lo que siento es él.. mi esposo, él que me ama de forma incondicional desde hace años.. se me congelaron las manos escribiendo esto.. siento tanta pena, aunque se que Dios me perdonó pero mi castigo es la mente, mi mente no me deja descansar... no me deja dormir... pienso en cada momento esto y es algo que me atormenta. Trato de ser feliz y demostrar eso... pero el único que me escucha es él..mi esposo... eres tan bueno. Soy afortunada de tenerte y se que lo sabes, siempre te lo digo y no me cansaré de decirlo, pero siento que no te merezco.. mereces a alguien más que yo.
Mi familia merecía una mejor hija, ellos me aman y pese a todo siguen a mi lado y me adoran y lo demuestran siempre... soy afortunada pero siento que no lo merezco.
Amen a su familia, no engañen, no mientan, es una bola de nieve que crece y te explota en la cara y no te deja vivir nunca más.