Hijo digno

Soy hijo de una asesora del hogar, siempre ella habla bien de sus jefes, siente cierta admiración por ellos, yo solo la escucho y trato de entenderla. Hace unos días sufrió un accidente de trayecto (el segundo en el último año) fractura en su muñeca, tuvo que atenderse en la urgencia de un hospital público puesto que sus empleadores no le han hecho contrato, ni pago de imposiciones y seguro de salud ni accidentes laborales... lleva varios años prestando sus servicios, haciéndose cargo, de la casa, del perro, hasta del cuidado de los hijos del matrimonio, cuando se van de vacaciones a europa.

A raíz del accidente intervine junto a mi hermana, tomamos el control de la situación, solicitamos una licencia médica (la cual no se la querían dar en la urgencia del hospital; se imaginan el descriterio? Fractura y no querían extender una puta licencia que le permitiera un reposo dentro de la 'legalidad'). Hablamos con los empmeadores, les hicimos ver lo complicado de la situación y la urgencia que teníamos para que pusieran en regla la situación de mi madre. Nos enviaron un contrato y el pago de las cotizaciones pero desde julio del 2019 y con un sueldo por de bajo de lo que le pagaban más encima imponible... Me dio la wea, y les contesté que quería el contrato desde la fecha inicial del vínculo laboral, el pago de sus imposiciones retroactivas y el sueldo real líquido. Ahí están imagino con el poto a dos manos y tratando de zafar de su error.

Días atrás leí la confesion de una emprendedora buena gente y recibió el pago de Chile de una de sus trabajadoras, pues esta es la otra cara de la moneda, una empleada de casa particular que recibió el pago de Chile de parte de sus empleadores, pero por algo me he sacado la cresta trabajando y estudiando, para ayudar a los míos, aclarar sus dudas, poner ideas que les beneficien y que no los hagan lesos, tampoco para que se victimisen, sino que tomen el control de sus vidas y puedan desarrollarse.

Emprendedores, consejo... Cumplan con la regulación siempre, no practiquen una falsa generosidad mal entendida, los derechos laborales son inalienables: no se pueden renunciar a ellos ni por petición del trabajador ni por viveza del empleador.