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Me saqué la mugre para quedar en medicina porque creci en una familia de mucho esfuerzo y no estudié en ninguna lumbrera de colegio.

Pero medicina era el sueño de toda mi vida. Desde antes de los cinco años, siempre supe que queria atender pacientes y aunque a mi familia no le hizo mucha gracia, me apoyaron.

Y el día que vi el tremendo puntaje, después de haber estudiado mucho para la PAA, mi familia estuvo ahí celebrando conmigo.

Después que entras, llegan las sorpresas. La carrera no solo te da conocimientos, sino que te obliga a desarrollar un temple que si no lo tienes, mejor es que te vayas.

En primer año, empiezas conocer el cuerpo cortando muertos. Sabes que son cuerpos donados, y mientras los cortas piensas quizás que vida tuvieron esos cuerpos para terminar siendo charquis, o huesos para que los alumnos se aprendan cada cisura, cada inserción con sus nombres propios.

Ese primer enfrentamiento ya es muy fuerte, y es solo el comienzo. Recuerdo hasta el dia de hoy mi primer cara a cara con un 'charqui'.

Luego, con los meses, te vas soltando y ya se transforma solo en un cuerpo. De ahí, en tercer año, entras al hospital y empiezas a interactuar con personas realmente enfermas.

También recuerdo mi primera historia clínica, a un hombre diabético que había quedado ciego y había perdido sus dos piernas a causa de la diabetes que nunca tomó en serio. No recuerdo por qué estaba hospitalizado, recuerdo que me dijo que soñaba con morir porque ya no estaba vivo.

Luego, un poco más adelante, estás fijo en una sala, y empiezas a conocer las historias de tus pacientes, y a ver dia a dia cómo sufren y muchas veces como se deterioran hasta morir.

Durante el tercer año muchas veces llegué a casa llorando por la muerte de alguna persona que había conocido en la sala, con la que hablaba y examinaba todos los días.

Ahí empecé a notar la distancia de los médicos hacia quienes iban a morir. Yo no lo entendía, al contrario, pensaba que era necesario estar más cerca.

Sin embargo, tarde o temprano tenía que entender que era necesario cuidar también mi propia salud. Que no podía desarrollar lazos tan estrechos con los pacientes como para que sus dolores me dolieran, porque entonces no iba a poder vivir.

Durante la carrera descubres que existe el error diagnóstico, y también los cuadros atípicos. Que a veces puedes hacer todo bien y equivocarte en el diagnóstico y una persona morir a consecuencia de ello.

Después aprendes a desarrollar un lazo de confianza lo suficientemente cercano como para que tu paciente te deje que le examines hasta los lugares más íntimos y profundos de su cuerpo.

Distancia y cercanía en forma simultánea. Todo un desafío. Además empiezas a asumir como parte de tu rutina cosas realmente asquerosas, como meterle dedos en el poto a la gente, o hacer tactos vaginales y oler las secreciones al sacar los dedos, porque te permite obtener información vital en muchos casos. Pero es hermoso.

Soy un convencido de que medicina si es una carrera que te permite acceder a un privilegio que nadie más tiene: el privilegio de conocer la vida completamente. Desde el diagnóstico de embarazo, las tristezas del aborto espontáneo.

Que te corra una lágrima al recibir con tus manos un recién nacido, y que tu corazón se parta en mil pedazos cuando el pequeño viene muerto y no solo es un bebé, sino también una mujer la que pierde parte de su vida ahí. Luego ves bebés, niños, adolescentes, adultos sanos. Entiendes el rol de la medicina preventiva, esa que la gente odia y creen que es para sacarles plata (porque están sanos, ¿para qué ir?) y después las consecuencias de una vida poco saludable: la enfermedad, el sufrimiento, el deseo de morir.

La desesperación de la persona que no puede moverse ni comunicarse y espera a morir en una cama de hospital. Luego la muerte. El notificar el 'no hay nada que hacer', el explicarle a una persona y su familia cómo será el deterioro hasta que muera por falta de aire, o por no poder alimentarse, sin que se pueda hacer nada.

En el internado pasas por eso muchas veces. Algunos lo evitan, otros aprendemos a entregar información como un arte. De todos modos ves los ojos de esa persona y como su vida se derrumba frente a ti por lo que le dices.

Mientras, además debes contener. Así que sentirlo y llorar no está dentro de tus posibilidades. Y el morir en el hecho, Desde el paro cardíaco repentino que te deja sin aliento, al deceso que esperas ansioso para que termine el terrible sufrimiento de una persona. Muchas veces simplemente no se puede hacer nada, y ves a una persona de tu edad morir frente a tus ojos y parte de tu trabajo es no correr y llorar de desesperación, sino mantener la cabeza fría para tomar decisiones adecuadas.

Y bueno, eso también cambia tu vida. Puede morir tu mejor amigo, pero tu ya no puedes sentir igual, ni expresar el dolor de la misma manera. O puede que de casualidad te des cuenta que alguien que amas va a morir de una forma terrible y ya no se te permite estallar, debes mantener la calma del médico. Porque no puedes estar en shock y actuar con celeridad y precisión al mismo tiempo.

Ya lo viste todo, ya quebraste una costilla reanimando. La vida es un milagro que se te ha develado, sin embargo también es tu karma.

Después llegas a casa y tus relatos del día dejan sin aliento a tu familia, hasta que aprendes que no puedes desahogarte en casa tampoco. Y si la carrera está en tu alma, te desvives estudiando, porque sabes que en tu conocimiento y su aplicación se encierra el vivir y el morir de muchas personas.

Y bueno, luego de todos esos años sales a la calle, eres médico. Y de la nada empiezan a aparecer nuevos amigos, amigos que quieren atención médica gratis y licencias médicas falsas.

Inicialmente no es una molestia, más allá de que sabes que muchas de esas personas jamás han sido tus amigos, sino que saben que pueden sacar provecho. He visto ex compañeros a los que nadie nunca quiso volverse increíblemente populares entre las mujeres, y siento desprecio por las mujeres que piensan así. Aunque algunos puedan disfrutar de tener 3 pololas y todo aquello...

En medio de esto, muchas de las cosas que te piden son ilegales y pueden acarrearte problemas. Otras veces pasas malos ratos por gente que te llama de madrugada para preguntar cosas que podrían esperar hasta el día siguiente.

Quizás algunas de esas personas pueden pensar 'que infame, se tituló y ahora es un arrogante porque no me quiere dar la receta de x fármaco (adictivo, restringido, dañino para esa persona)' o 'que se cree este gallo, qué le cuesta atender mis dudas médicas' , sin importar que tu estés de duelo, que estés cansado, que hayas pasado las ultimas 24 horas de guardia y necesites descansar. Y más encima se enojan si no respondes rápido.

Hay personas que creen que puedes diagnosticarles enfermedades con fotos de sus lesiones, hasta de sus genitales... y muchas veces les respondes que no puedes hacer el diagnostico asi, que necesitas examen fisico, en ocasiones examenes... entonces esperas que dediques parte de tu tiempo libre, en el que puedes tener muchas cosas que hacer.

Hay personas que piden remedios caseros para la caña a las 5 am, personas que creen que con dos sintomas aislados puedes recetarle una pastilla y no tienen idea que el que le de esa pastilla es un inescrupuloso porque sabe que puede estar equivocándose, porque la medicina se hace con la entrevista y con las manos. No por un chat de celular.

Y en el trabajo, está bien. es bien remunerado (y al parecer es lo unico que le importa a todo el mundo) y es hermoso trabajar con personas. sin embargo otra vez acarreas el peso de la vida y la muerte, el riesgo del error que asecha, y el usuario que entendiblemente quiere que tu atiendas más rápido al de antes para que le dediques más tiempo a el y lo mas pronto posible.

Algunas veces, y pese al cansancio que puedes finalizando un turno de 24 horas, atiendes a una persona con tu mejor actitud (casi zombie) para que se vaya insultándote porque no le diste lo que quería, como si el criterio medico y el gran esfuerzo de estudiar para quer hacer tu pega bien no importara y simplemente fueras un operario de sus deseos. A diario personas te ofenden, te gritan, y hasta en algunas ocasiones te golpean. Constantemente ves personas morir. Muchas veces vas a trabajar enfermo (mucho más enfermo que muchos de los pacientes que recibes) porque si faltas al trabajo sin conseguir que alguien te reemplace son los pacientes los que pagan el pato, así que no puedes tomar licencia salvo casos extremos.

Luego llegas a casa, abres el computador y descubres que una vez más los médicos son los culpables de todo en el mundo, son una escoria, hay que lincharlos y si hay alguno con buenos sentimientos, es algo pasajero. No importa si trabajas en el servicio publico ('porque es malo'), no importa si te está pasando algo. No importa si en tu trabajo viste morir hoy a alguien de la misma enfermedad que tiene una de las personas que más amas y luego no puedes dormir por la noche, porque el médico tampoco puede explotar ante su familia, se espera que mantenga la cabeza fría para acompañar en el morir. A veces simplemente tuviste un mal día y estás cansado, y alguien viene a pedirte una licencia 'porque amaneció con pena' o 'porque quiere descansar unos días' y no sabe que te está haciendo parte de una estafa (ya sabes, esa plata sale de alguna parte) o quiere que en tu posturno (dícese del día siguiente a tu turno de 24 horas, que cualquier persona en su sano juicio usaría para descansar) se junten para que le hagas una receta.

Y si te niegas eres un tacaño. Por eso estoy cansado de cada vez que leo una de estas cosas. Porque si, medicina no es un arte, no es un don espiritual. Si, no es más que una profesión, y los médicos no somos más que personas. Y somos constantemente juzgados por todo el mundo, por gente que nunca estuvo se ha puesto en nuestro lugar, sin embargo creen saber más que uno.

Peor, algunos creen que eres parte de una conspiración o que quieres robarles. Yo no creo que medicina sea la mejor carrera, de hecho espero que ninguno de mis hijos quiera meterse en esto, porque la carrera te endurece y limita emocionalmente, porque no hay otra opción. Lo peor, cuando dices que si, que cambiaste, entonces resulta que te convertiste en mala gente... no en un buen médico. Y si, muchos colegas con los años se van distanciando de sus entornos, porque somos incomprendidos.

Otros entraron a la carrera con fines lucrativos o porque sus papás los obligaron, sin embargo nadie le da como bombo en fiesta a los ingenieros en minas, ni a otras carreras que son mucho más lucrativas que medicina que se paga bien, pero te consume la vida. Y si, es lamentable que la gente entre a medicina por la plata, pero curiosamente en ingeniería nadie les anda cuestionando por qué entraron a esa carrera, ni en derecho.

Y si, muchos se van al sistema privado porque hay menos usuarios por el mismo pago asi que te estresas menos... y tienes mucha tecnología así que no te toca hacer malabares para el diagnóstico, pero nadie impone juciios tan extremos como los que se ejercen sobre un médico que se va al sistema privado contra gente de otras profesiones que trabajan en empresas privadas.

Y quise escribir esto porque aunque ya no puedo explotar y me cuesta demasiado expresar sentimientos viscerales, igual los tengo. Así que, estimados lectores, cuando vean a su Médico con cara de pena, de cansancio, de estrés... sean empáticos. Todos tenemos días malos. También nos enfrentamos al divorcio y a la muerte de nuestros seres queridos. A veces tenemos días terrorificos en el trabajo, a veces acabamos de ver a una persona partir pese a todos nuestros esfuerzos y nos secamos la frente para entrar al box de al lado a atender tu resfrío.

Por favor, entiéndenos. Puede que nos paguen bien y de eso jamás me voy a quejar porque antes de ser doctor fui pobre... pero nuestro trabajo es muy intenso porque trabajamos con la vida humana, y los que amamos lo que hacemos solo esperamos una mirada sincera, un agradecimiento, un trato amable, vivir sin miedo de que alguien nos grabe mientras cabeceamos de sueño para subirnos a las redes sociales...

Si conoces a un medico que ama lo que hace, quiérelo, cuídalo... no dejes que la suma de malas experiencias termine de destruir su temple, no seas parte de la suma de cosas que lo harán llegar a odiar su trabajo algún día. No le grites si tiene sueño al atenderte de madrugada, sino agradece su sonrisa y la voz tranquila con la que te revisa la garganta por tu resfriado. Se que es dificil de creer, pero también tenemos sentimientos y el odio que muchos sienten justificadamente por haberse atendido con médicos que ya se rindieron o que nunca han amado lo que hacen no lo podemos cargar nosotros.

Gracias por leer



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