Ningun niño deberia sufrir.
Necesito desahogarme...
No soy bueno redactando pero intentaré de resumir.
Vivimos en el sur, lo conozco desde que tenía 2 años, actualmente tiene 12, igual que mi hijo. Lo conocimos cuando llegamos a vivir a este barrio y desde entonces ha sido parte de nuestras vidas. Siempre viene a nuestra casa, no pasan más de tres días que no aparezca, se queda a dormir.
Mi hijo lo quiere como un hermano y yo siento que él ya es parte de nuestra familia pero verlo así me duele, desde que sus padres se separaron y se fueron del vecindario a unos 10 minutos de mi casa caminando.. su mundo se desmorona anda rebotando de un lado a otro, me dice cosas que me parten el corazón, que no quiere ir a la casa de su mamá porque su papá se enoja, que su mamá toma con su padrastro y pelean, nadie se preocupa por cortarle el pelo mi señora lo hace.
Me dijo que quería vivir con nosotros.
El 24 lo llamé para decirle que teníamos sus regalos y me dijo que pasaría navidad con su mamá, todo parecía normal hasta pasada la medianoche llego solo y llorando porque su mamá y su padrastro pelearon. Lo vi y no pude contener la rabia, la impotencia, mi señora llamo a esta mujer y le dijo sus cuantas verdades.
Desde Navidad que está con nosotros, lo que más duele es que ninguno de sus padres ha llamado para saber cómo está. ¡Saben que está aquí! Y nadie pregunta, nadie se preocupa.
Desde el primer semestre, mi señora me viene diciendo que hablemos con sus padres para que viva con nosotros. Se ha encariñado tanto con él... no hace diferencias entre nuestro hijo y su amigo. Es como si fueran sus propios hijos. Él va en el mismo curso que mi hijo, y le estaba yendo mal en sus notas, intenté apoyarlo, hable con su mamá pero parecía no importarle, al final repitió de curso este año.
Mi hijo le contó que nos vamos de vacaciones y el me rogó que lo lleváramos, con mi esposa no tenemos problema en llevarlo pero tendré que hablar con su madre para la autorización, espero que le de el permiso, el está entusiasmado me dijo que el iría a buscar ropa que le queda pequeña para venderla para ayudar económicamente en el viaje, se me partió el corazón, como es que un niño pequeño ya piense así.
Cuando lo veo dormir, lo veo dormir con tantas ganas, como si estuviera muy cansado.. como si realmente aquí tuviera un lugar donde sentirse seguro, un espacio de paz que no ha tenido en mucho tiempo.
Los niños no deberían sufrir. No deberían sentir que la separación de sus padres los deja solos, sin refugio, sin nadie que los cuide de verdad. Como padres, como adultos... tenemos la responsabilidad de estar ahí, de acompañarlos, de apoyarlos y de hacerlos sentir que importan, que no están solos y que merecen ser felices.
