Seamos serios.
Por qué siempre hablo de psicología La verdad, es como poner a prueba a los demás sin que realmente hagan bien su trabajo. He escuchado experiencias de otras personas para que no digan que es mentira.
Lo que estudian en psicología en sus distintas áreas, como clínico, escolar y laboral, otros profesionales que, en definitiva, también deben ejercer con responsabilidad y compromiso. Es fundamental que quienes ejercen esta profesión se lo tomen en serio y hagan su trabajo como corresponde, sin apurarse ni juzgar sin conocer la historia completa de cada persona. Hay quienes son más astutos e inteligentes de lo que uno piensa, y no es difícil engañar al sistema o a quienes no tienen la experiencia necesaria.
Permítame compartirle mi experiencia personal y también la de un compañero de la universidad. En toda profesión, ya sea psicología o cualquier otra, la seriedad y el compromiso son esenciales. Es importante recordar que no todos somos iguales y que el trabajo de un profesional debe realizarse con verdadera vocación y ética. Lamentablemente, hay quienes no cumplen con estos valores y desmerecen la labor de quienes sí lo hacen.
Un ejemplo concreto: un amigo que estudiaba conmigo en la universidad acudió a varios psicólogos y, tristemente, fue fichado y considerado como loco, lo que le causó una gran vergüenza. Eso también lo afectaría en el futuro, quedando en ese registro y, por ejemplo, cuando búsque trabajo, será discriminado. Esto no refleja la realidad de la profesión, y es por eso que le insisto en que no se puede subestimar la importancia del trabajo profesional en salud mental. Todos merecemos que nuestro esfuerzo sea tratado con dignidad, respeto y responsabilidad, sin importar la profesión que ejercamos. Lo que buscamos es que cada profesional actúe con ética, compromiso y honestidad.
En mi propia historia, también viví momentos difíciles en el colegio. Fui víctima de bullying, y ni los profesores ni los inspectores hicieron algo al respecto. Tuve que aprender a defenderme solo. Finalmente, me citaron en la oficina y consultaron a un psicólogo, quien creyó que yo estaba 'loco', a pesar de que en ese tiempo era solo un niño. En esa época, muchos jóvenes, incluido yo, pensábamos en tomar pastillas para solucionar los problemas, pero con el tiempo comprendí que esa no era la salida. Rechacé esa opción y decidí seguir por mi propio camino, sin depender de medicación.
Después de ese episodio, decidí cambiar de colegio y las cosas empezaron a mejorar. Logré sacar buenas notas y titulé. Esa experiencia ocurrió hace aproximadamente 10 años, cuando todavía estaba en la enseñanza básica, y desde entonces he aprendido a valorar mi bienestar y a confiar en mi proceso de recuperación y crecimiento personal. Y también, cuando alguien postula a un trabajo, muchas veces es discriminado o se burlan. No lo digo por inventar, no es solo mi percepción, hay estadísticas que muestran que esto pasa. No lo va a creer, pero esto es una realidad que se repite en muchas historias.
No niego la importancia de los psicólogos, porque su trabajo es fundamental, pero insisto en que deben ejercerlo con responsabilidad y seriedad. No se trata de fichar a la gente sin conocer su realidad, porque muchas veces quienes parecen estar 'mal' solo necesitan ayuda y comprensión. La clave está en que los profesionales de la salud mental actúen con ética y compromiso, y que los sistemas no permitan que personas vulnerables sean maltratadas o malinterpretadas.
Esto aplica a todas las profesiones; hay que tomarse en serio lo que uno estudia y lo que hace.
