A nadie le importa nada
Tengo 26 años y hoy me caí bajando la escalera del metro, en plena hora punta. Me torcí el pie feo y quedé tirada en el suelo del dolor.
Lo que me dolió más que el golpe fue ver cómo la gente pasaba por el lado, esquivándome rápido o saltándome, sin siquiera mirarme a los ojos, como si yo fuera una bolsa de basura que estorba el paso.
Nadie paró. Nadie me dio la mano. Tuve que pararme sola, llorando, afirmada de la baranda. Me dio pena pensar en qué momento nos volvimos tan fríos.
