Estoy viejito
No sé si soy yo el viejo o si a alguien más le pasa, pero siento que Internet se volvió fome.
Me acuerdo que en los 90 o principios de los 2000, conectarse era toda una aventura. Uno tenía que esperar que soltaran el teléfono, aguantarse el ruido del módem y rezar para que cargara una foto. Pero era divertido. Hacíamos páginas web feas con letras de colores, nos metíamos a chats con gente desconocida solo para hablar tonteras, o pasábamos horas enchulando el MSN. Era un terreno por descubrir, medio salvaje y creativo.
Ahora, en cambio, siento que es pura rutina. Abro las redes sociales y es siempre lo mismo: publicidad, el algoritmo mostrándote lo que cree que quieres ver, gente peleando por política o influencers vendiendo una vida perfecta que es mentira. Todo se ve igual, todo está "pauteado".
Antes entraba a Internet para desconectarme del mundo real y divertirme. Ahora entro y siento que es una extensión de la pega o del mall. Ya no exploro nada, solo deslizo el dedo para abajo por inercia, aburrido. Se perdió la magia de lo nuevo, ahora es solo un servicio más, como la luz o el agua.
