De última hora
Trabajo en una oficina chica en pleno centro de Santiago y en un rato más es el famoso intercambio de regalos. La verdad, no he comprado nada.
Mi plan maestro es escaparme 15 minutos antes, bajar corriendo al Paseo Ahumada y comprarle lo primero que pille a un ambulante. Le tengo echado el ojo a esos packs de calcetines de 'bambú' o un cinturón de esos chinos que huelen a petróleo.
Voy a subir, meterlo en una bolsa piola y hacerme el lindo. Solo rezo para que mi amigo secreto no se de cuenta que su regalo viene directo del suelo de la calle. Si me sale bien, soy un genio; si se dan cuenta, me hago el ofendido. Deséenme suerte.
