La caleta
Hola, soy de La Serena, trabajo en la pesca artesanal en una caleta
La cosa es que acá la camanchaca (esa niebla espesa que baja del mar) es traicionera. Una mañana, tipo 5 AM, estábamos con el bote no muy lejos del Faro Monumental. No se veía nada, era como estar dentro de un vaso de leche.
De repente, escuchamos clarito a un tipo gritando: '¡Ayuda! ¡Acá, por favor!'. Se escuchaba el chapoteo del agua, como alguien desesperado tratando de no ahogarse.
Con mi compañero, que era nuevo igual que yo, nos urgimos caleta. Prendimos el foco y empezamos a movernos hacia los gritos, pensando que algún turista curado se había metido al mar o que se había dado vuelta alguien.
Le gritamos de vuelta '¡Ya vamos!', y apenas dijimos eso, los gritos se cortaron de golpe. Silencio total. Solo se escuchaba el mar. Llegamos al punto exacto y no había nadie. El agua estaba tranquila, ni una burbuja.
Cuando volvimos a la orilla y le contamos a los viejos más antiguos mientras desenredábamos las redes, ni se inmutaron. Uno me miró y me dijo: 'No sean pavos, cabros. Nunca sigan voces en la niebla por el lado del Faro. A veces el mar te llama pa' cobrarte y si vas, no vuelves'.
