El cocodrilo muerde de nuevo
Hola, soy el mismo de la historia de los 'cocodrilos'. Escribo de nuevo porque sentí que varios no entendieron el trasfondo de la talla y se quedaron solo con el chiste.
Lo que quise decir, más allá de la broma, es que hay que entender que los hijos son seres humanos completamente distintos a uno. No son nuestra extensión ni nuestra propiedad. Son personas individuales con sus propios deseos, sus propios sueños, sus virtudes y, lamentablemente, también con sus propios defectos y miserias humanas.
Lo comento porque justo leí acá la confesión de esa hija de 33 años que todavía vive con sus papás, y que ahora más encima metió a la pareja y al hijo a vivir ahí mismo.
Ese caso es el ejemplo perfecto de lo que hablaba. Ahí tienes a una hija que, siendo una humana adulta e independiente, decide abusar de la hospitalidad de sus padres. Eso demuestra que da lo mismo quiénes sean los padres, los hijos son personas separadas capaces de tomar sus propias decisiones, incluso si esas decisiones son egoístas o abusivas.
Por eso insisto: hay que asumir que son personas distintas a nosotros y que la meta debe ser que hagan su vida aparte, por salud mental de todos.
