El fraude completo

A proposito de los que le ganan al sistema... En mi línea de trabajo, nos ha tocado ver la caída de varios... Me refiero a esos médicos que, desde sus consultas de 4x4, desatan epidemias de estrés laboral y lumbagos fulminantes, curiosamente sincronizados con fines de semana largos o la final del campeonato. Son verdaderos apóstoles de la salud, capaces de diagnosticar una depresión severa por WhatsApp con solo ver un emoji de carita triste.

El show es siempre el mismo. Armamos el caso, probamos que el doctor emitía más licencias que recetas de paracetamol, y finalmente, tras un largo proceso, logramos que lo condenen. Le quitan la licencia, le ponen una multa millonaria. La justicia, con su majestuosa lentitud, celebra haber sacado de circulación a una manzana podrida.

Pero aquí viene la parte que me saca de quicio, la verdadera obra de ilusionismo. ¿Y qué pasa con las cientos de 'enfermos'? Esos pobres trabajadores, almas atormentadas por jefes malvados, que convenientemente pagaron 40 lucas por medio mes de sueldo completo..., cortesía de todos los que sí cotizamos.

Nada. Absolutamente nada.

Para la ley, ellos son no son cómplices de un fraude, son pacientes vulnerables. Se les paga hasta el último peso de su licencia fraudulenta, no queda ni un registro de su 'enfermedad' y vuelven a sus trabajos con un bronceado espectacular después de su 'reposo' en el litoral.

Yo sueño con un mundo más justo. Un mundo donde, junto con la sanción al médico, se cree un 'Registro Nacional de Caras de Palo'. Una especie de Dicom del fraude, donde cada persona que compró una licencia falsa quede anotada hasta que devuelva el último peso que le robó al sistema.

Pero bueno, supongo que eso sería pedirle demasiado a una justicia que se enfoca en el que vende el arma, pero le da palmaditas en la espalda al que apretó el gatillo.