Disfrutando la vida...
Leí por ahí la confesión de un hombre que se preguntaba qué ganaba con casarse y casi me da un ataque de ternura.
Me impresiona el nivel de análisis de riesgo que tienen algunos para las relaciones. Un Excel con patas. Analizan el matrimonio como si estuvieran evaluando comprar una acción o invertir en un fondo mutuo. Buscan el ROI del afecto, la rentabilidad de la compañía.
Y mi parte favorita es cuando dicen 'soy realista, el amor se acaba'. Amigo, no eres realista, estás entrando a la cancha pensando en la tanda de penales del partido de vuelta. Con esa mentalidad, obvio que no vas a disfrutar ni el primer tiempo.
Todo su pánico se resume en el terror a 'quedar en pelota' en un divorcio. Como si la mujer no hubiera invertido tiempo, apoyo, y a veces hasta su propia carrera en ese 'proyecto' que llaman matrimonio. Ven la foto final del divorcio, pero convenientemente se les olvida toda la película que se vivió antes.
Al final, no es que no quieran casarse. Es que no quieren un pacto de amor, quieren un contrato de servicios con cláusula de salida a su favor. Y para eso, chiquillos, mejor que contraten a alguien, no que se enamoren.
En fin. Qué hemos sacado con quererlos... tra...la...la...
