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El cambio...

A veces la vida laboral y la sentimental se mezclan más de lo que uno quisiera.

Mi ex de hace años, con quien después de terminar seguimos siendo amigos y partners, tuvo un tiempo complicado, hasta la internaron. Y ahí estuve yo, como hueón bueno: acompañándola a los controles, manteniéndole la casa, queriéndola por la persona que pensé que era.

Hasta que caché que tenía más vidas que un gato.

Se comía a los compañeros de pega, al jefe, y capaz a medio turno completo. Y lo que más me dolía no era eso, era que no me tuviera la confianza pa' contarlo. Igual me daba pistas... bastaba que dijera que tenía un 'nuevo hobby' pa' saber que había aparecido otro hueón. Si el tipo jugaba fútbol, ella se hacía futbolera; si era de rol, se volvía ñoña; si hacía trekking, salía con mochila nueva. Hasta tiktokera se hizo, weón.

De a poco se perdió. Se puso buena pa' tomar, descuidó la casa, los amigos reales, y se transformó en alguien que ni ella misma debe conocer.

Las vecinas empezaron a hablar —porque esto es pueblo chico, infierno grande—. Me llamaban cuando veían autos distintos afuera. Al final mis vecinas se volvieron casi familia y confidentes.

Yo ya retomé mi vida, volví a mis amistades, tengo casi pareja... pero igual me duele haber perdido la amistad. Quedaron cosas inconclusas, y más de alguna vez me dieron ganas de avisarles a los otros hueones, pero no quiero meter a nadie en cahuines. Prefiero guardarlo, aunque me carcoma por dentro.

Ando raro, explosivo. El otro día peleé en el súper, terminé en la comisaría por agarrarme con un cliente y los guardias. Nada grave, nadie salió lesionado, y los carabineros me trataron bien — ser ex funcionario ayuda —, pero igual... me vine abajo. Mi cabeza anda a mil y las voces volvieron hace unas semanas.

Trabajo con puros hombres, cada uno en su volada. Nos saludamos, hacemos la pega, y chao. Dos días intensos, el resto puro silencio.

Y en ese silencio uno piensa demasiado.

A veces me acuerdo de todo lo que hice por ella... y me da rabia, no por lo que pasó, sino porque mientras yo le hacía almuerzos caseros, ella andaba haciendo goles en otra cancha.

No busco lástima, solo necesitaba soltarlo. A veces el cuerpo aguanta más que la mente, y cuando explota... pasa lo que pasa.



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