Se pierde y se gana...
Al comenzar el año me separé de una relación desgastante para ambos. No la apañé en todo lo que ella quería. fueron muchos factores lo que nos arruinó. Ella terminó viéndose con otros cuando ya nada quedaba por hacer.
No tenía salida, porque yo era de la capital y llevaba varios años viviendo en otra ciudad con mis dos hijos y ella.
Mientras tanto, en el trabajo me iba relativamente bien, pero a fines del 2024 me despidieron de manera inesperada. Ese instante se transformó en la oportunidad de dejarlo todo atrás. Debo reconocer que mi duelo, cuando las cosas ya andaban mal, fue mediados del 2024. Me debilitó por un tiempo y entendí que fue una razón de mi despido.
Cuando me fui, ya no estaba tan mal. Sentía que estaba preparado, mi duelo estaba pasando y mi mente me decía que será lo mejor haber salido de ahí, además me ayudó mucho acompañarme de terapia psicológica.
Me cambie de ciudad, tengo una pega similar a la anterior. Llegamos a acuerdos con mi ex. Hoy pago pensión por los chiquillos y me los traigo a la casa que arriendo. Eso es lo mas relevante para mí, estar para ellos.
Pero, además comencé a realizar cosas que no podía antes, que no me imaginaba volver a hacer. Volví a hacer deportes, a salir a carretear, visitar nuevos lugares, leer, ver películas, aprender a tocar un nuevo instrumento, hasta fumar de la buena. Es como que volví. A veces pienso que mientras más gano acá, mas pierdo allá. Pero poniéndolo en la balanza, no cambio la tranquilidad y paz que siento hoy.
Pensaba que nunca saldría de esa relación, porque de todas maneras, a ella le di mi corazón y no veía una opción terminar, por mis hijos, por ella, por la idea de familia. Pero las señales eran claras y comprendí que aceptar el final era también empezar de nuevo.
A veces la perdida puede ser ganancia.
