Todo cambio...
Tenía unos conocidos en la oficina.
Ella, la más guapa y sonriente. Salía en el catálogo mostrando productos, y la tenían como ejemplo de buena atención.
Él, de los más cotizados, flaco de gimnasio. Se pusieron a pololear. Se veían perfectos juntos.
Se compraron un auto. Todo bien, todo futuro.
Un día, saliendo del trabajo, los chocó un tipo borracho. A ella le tocó lo peor: vidrios en la cara, huesos quebrados. El auto destruido. El tipo no tenía cómo pagar.
Gastaron todos los ahorros en clínicas y rehabilitación. Ella quedó con la cara distinta y caminando mal. Seguía siendo buena persona, pero ya no la trataban igual. No más catálogo, no más atención al cliente: la mandaron a un escritorio al fondo.
Él aguantó un tiempo, pero después empezó a alejarse. Un día, se fue de la pega y no volvio.
Los ahorros se fueron, el auto ya no estaba, el trabajo menos visible, el amor también. Y así, en menos de un año, todo lo que parecía seguro se terminó.
Ahora sé que en la vida y en la pega, nada es para siempre.
