Mi viaje soñado
Llevo meses ahorrando para el viaje de mi vida: Isla de Pascua. Trabajo en una barbería en Providencia y cada peso de propina iba para ese chanchito. Mi fondo de pantalla son los moáis, veo videos en YouTube todas las noches... la tengo súper idealizada.
El otro día llegó un caballero a cortarse el pelo, de esos piolas, de unos 50 años. Y en la típica conversa de peluquería, le conté, súper feliz, que en dos semanas me iba para allá...
'Ah', me dijo, con cero entusiasmo. 'Yo fui el mes pasado'.
Se quedó callado. Y yo, obvio, le pregunté qué tal... y la pregunta clave, si volvería a la isla...
'La verdad, no volvería... y si es muy Bonito', dijo, como buscando las palabras. 'Pero bien fome, la verdad. Onda, es como ir al campo. Ves los moáis el primer día y después... nada. No hay mucho que hacer'.
Te juro que se me borró la sonrisa al tiro. Fue como si me hubieran pinchado un globo. No supe qué decirle, solo atiné a un 'ah, pucha...'. Sentí que hasta le estaba cortando el pelo con menos ganas.
El caballero se dio cuenta, me miró por el espejo y cachó mi cara de funeral. Después de un silencio incómodo, me dijo:
'oye..., no me haga caso a mí. Yo soy un viejo mañoso. Es un destino increíble, único en el mundo. anda y disfrútelo, no se desmotive por un amargado como yo...'.
Me dejó pensando, pero al menos me devolvió un poquito el ánimo. Ya tengo los pasajes, así que voy a ir igual. Y por último, si es fome, al menos va a ser un fome con moáis.