Llegóoo el Momentooo...
Llevo 18 años trabajando en la misma empresa. Entré joven, sin hijos, con toda la disposición del mundo. En ese tiempo era la que abría y cerraba la oficina. Me aprendí todos los procesos, ayudé a entrenar al menos a cinco jefes nuevos. Pero hace poco, contrataron a una nueva directora de recursos humanos, y desde que ella llegó, todo empezó a cambiar.
Primero me quitaron las capacitaciones. Después, me rotaron a un puesto “más administrativo” donde prácticamente no tenía contacto con clientes. En las reuniones ya no me pedían opinión, y cuando hablaba, me interrumpían. Un día, noté que a las más jóvenes les pedían ideas para un nuevo proyecto. A mí, ni siquiera me lo mencionaron.
La semana pasada, una compañera que apenas lleva un año en la empresa fue ascendida. Me enteré por el grupo de WhatsApp. Yo llevaba meses preguntando por una oportunidad parecida, pero siempre me respondían que “no era el momento”. Entonces entendí que ya no me veían como alguien con potencial, sino como parte del inventario viejo que no se atreven a sacar.
No he renunciado. Pero ya no llego con ganas. Cumplo mi horario, hago lo que me toca y me voy. Nadie lo nota, porque nunca les interesó. Y aunque no lo dicen directamente, sé que me están empujando a irme sin tener que despedirme...