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Lo bueno de las licencias falsas

Saben qué es lo que más me gusta de todo este show de las licencias médicas falsas?

Que por fin ayuda a poner a los médicos en su justa medida. Les quita ese disfraz de dioses con delantal blanco, de seres infalibles y casi santos que no se equivocan nunca.

Son personas. Punto. Como cualquiera. Con sus luces y sus sombras.

Hay gallos secos, profesionales increíbles que te salvan la vida. Hay otros que son buenas personas y hacen lo que pueden. Y sí, obvio que hay pillos, sinvergüenzas, y otros que uno de verdad no se explica cómo cresta sacaron el título.

Con esto se acaba esa weá de que 'lo dijo el médico' era palabra de dios. Ahora es mucho más fácil dudar, preguntar, poner en tela de juicio sus motivaciones. Cuestionar si esa receta llena de remedios caros es por que de verdad los necesitas, o por el arreglín que tiene con el laboratorio que le paga los congresos.

Y por favor, que se muera para siempre ese comentario tan ridículo que te tiraban cuando uno criticaba una decisión médica que hacía agua por todos lados:

'Usted no es médico, no se meta.'

Es la misma tontera que si estás viendo un edificio con grietas y a punto de caerse, y viene alguien a decirte 'oiga, no opine, que usted no es ingeniero'.

Hay cosas que son de puro sentido común, y ya era hora de que se entendiera.



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