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Las cosas cambiaron

Nos conocimos cuando teníamos 17 años, tercero medio, salimos del colegio y juntos seguimos nuestra relación en la universidad. El un hombre de buen carácter, atento, preocupado, capaz de buscar solución a todos y que siempre me dió protección y muy entretenido. Nos costó sacar nuestras carreras, teníamos becas, pero siempre nos dimos apoyo mutuo y soporte. Terminamos y ambos comenzamos a trabajar, él antes que yo. Salimos de la pobreza que todos los meses nos agobiada para llegar a fin de mes. Al tiempo también encontré trabajo y todo estaba excelente.

Trabajabamos relativamente cerca, por lo que solíamos juntarnos a almorzar y luego volver a nutras rutinas. Así fueron casi 10 años.

Un día, como de costumbre me fue a buscar al trabajo, caminando porque era muy cerca. Ese día yo le tenía una sorpresa le iba a contar que estaba embarazada y tendríamos un bebe. Pero ecuerdo que almorzamos y estaba ido, extraño. Ese día no se lo conté, decidí esperar una mejor oportunidad porque era algo muy deseado y esperado por los dos y no quería arruinar ese momento.

Siguieron las semanas así, ausente. No tenía conexión conmigo, algo lo distanciaba o lo preocupaba y por más que le preguntaba me decía que nada pasaba. Realmente era como hablar con otra persona, hasta sus formas de responder eran extrañas. Un día ya lo encaré en mala, le dije que me diga de una vez porque teníamos cosas importantes que hablar y no podíamos así.

Agachó la cabeza, se tapó la cara y me confesó que ese día que me fue a buscar al trabajo, en la calle frente a el encontró una mujer, guapa, alta, de sonrisa perfecta, caderas grandes. El la vió de lejos y ella también fijó sus ojos en él. Se encontraron, le sonrió y quedó cautivó. No pudo parar de pensar en ella. Llegó a la casa, la buscó en redes sociales y ahí estaba ella, hermosa, la mujer perfecta. Llevaba unas semanas juntandose con ella, haciéndo de todo, por eso la distancia. Me dijo que sintió que volvió a la vida, pero a la vez algo murió en el.

Su relato despiadado me rompió el alma, no entendía como el hombre que amaba me destruía así, como me hablaba de otra mujer con esas palabras y todo lo que había hecho.

Le tuve que contar que estaba embarazada, me dijo que el pensaría bien que hacer, pero que no podía dejarla, que de haría cargo de su hijo. Al otro día me dice que me vaya de la casa, que ella no tenía donde estar y que busque otro lugar. Le pedí un tiempo, para buscar algo, pero esa misma tarde cuando volvía de mi trabajo tenía todas mis cosas empacadas y las estaba cargando a un camión de mudanza. No me dejó entrar a ver si me quedaba algo, me echó, con mi guatita que crecía.

Desde esa fecha han pasado muchos años, jamás tuvo apego con su hijo, solo paga pensión obligado judicialmente. Yo estoy bien, superado ese dolor. Pero aún lo recuerdo con rabia, siento tan injusto lo que me pasó.

El obviamente no se quedó con la mujer maravillosa, resultó ser complicada y cargaban con lo que él hizo conmigo que no funcionó.

Hoy me cuesta confiar en mi nueva relación, pero tengo claro que por más buena que sea una relación se puede acabar y toca sufrir, pero de amor nadie muere...



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