il pagliacci
Encontré esta página mientras buscaba material para mis shows... y dije no solo voy a estar inspirándome en sus historias, tengo que aportar con algo. Les cuento, resulta que soy humorista, de esos que hacen stand-up... Me paro en un escenario con un micrófono y suelto mis tallas, pero con mi propio estilo. No soy el típico standapero fome, yo tengo mi onda, mi chispa... me entienden? Soy el alma de la fiesta, el que hace reír a todos... o al menos eso pensaba.
La cosa es que me enamoré, pero así de verdad, de la Colombina ( nombre ficticio ), una mina que baila increíble y tiene una risa que te alegra el día. La Colombina y yo éramos la dupla perfecta: yo, el humorista que hace reír con mis rutinas, ella, la bailarina que encanta con cada movimiento. Nos presentábamos en bares de Santiago y en regiones... yo con mi stand-up, ella con sus bailes, y la gente se moría de la risa con mis chistes y los bailes de ella. Éramos una buena combinación... o no?
Pero la felicidad no duró mucho. Empezaron los problemas, todo se puso raro. Un tipo que se creía muy importante, con plata... ( mucha plata! ), se le acercó a la Colombina. Yo lo miraba y pensaba 'A este lo voy a despeinar... pa' que aprenda!'...
La Colombina, ay la Colombina!, empezó a cambiar, a mirarme como si le debiera plata, a no reírse tanto con mis chistes. Yo le contaba mis mejores chistes del stand-up, los que siempre hacían reír al público, pero ella ni se reía. Parecía que la risa se le había ido... Me sentí muy solo!
Y para empeorar todo, el día un show muy importante, justo antes de mi rutina, la pillé con el tipo, abrazados. Ahí sentí mucha rabia.
Me subí al escenario con una sonrisa falsa, como si fuera a dar mi mejor rutina, pero la verdad es que estaba hecho pedazos por dentro. Traté de dar el mejor show de mi vida, pero la risa no salía, los chistes no funcionaban, el público estaba como 'meh!'... Me sentía ridículo, como si me hubieran cambiado el micrófono por un plátano.
Terminé el show, me bajé del escenario y me fui a llorar a un rincón. El humorista más chistoso..., con el corazón roto. Y ahí me di cuenta: la vida es como un show de stand-up, a veces te toca hacer reír, a veces te toca llorar, y a veces tienes que seguir adelante aunque te sientas mal. Pero bueno, así es la vida... no? Me fui a tomar algo para olvidar las penas.
Salud, cabros! Y no se enamoren de una bailarina, se los digo por experiencia... y por si acaso, tampoco se enamoren de alguien que no se ría con tus chistes... es una mala señal! ( una nueva red flag... jajaja ).
