Hija confundida
Tengo 31 años, con trabajo estable, dos carreras encima y una hija en etapa adolescente, fui mamá pendeja, el padre un tiro al aire, no paga pensión, siempre ha sido intermitente, metido en las drogas y el alcohol, hace un año desapareció luego de intentar cometer un delito desaparecio, hasta el 25 de diciembre que se comunicó con mi hija.
Tengo pareja hace casi 7 años, el es quien tomó, por voluntad propia, la responsabilidad de don fantasma. Para mí hija el es su padre, quien le ayuda con los estudios, le ha puesto límites y va a la par conmigo remando para que ella sea una buena persona y llegue lejos. Las decisiones las tomamos en conjunto, le pregunto a el su opinión y aún que a veces es muy 'chapao a la antigua' le pone la cuota de seriedad y piensa más allá de lo superficial así que aunque yo piense que 'le da color' sigo su instinto sobreprotector y exigente, siempre pensando en lo que es bueno para ella. Yo soy más de la paciencia y la confianza, de hablar con ella y preguntarle cosas más sentimentales.
Cuando el fantasma apareció, mi hija llena de ilusión me dijo que quería ir a pasar el fin de semana con él y yo sin pensarlo ni un segundo le dije un rotundo NO, le expliqué que no es normal desaparecer y aparecer como si nunca nada haya pasado. Resulta que dentro de este año, mi hija ha tenido un bajo rendimiento en el colegio debido a una depresión por el abandono de su papá, eso la ha llevado a tener episodios de ansiedad, crisis de pánico, y otro tipo de pensamientos y de comportamientos que en conjunto a la adolescencia son una bomba.
Cuando le dijo a su papá que yo no le daba permiso para que lo viera sin que el tuviera los huevos para venir y hablar conmigo, el le dijo que no tenía por qué hacerlo, que yo no era nadie, que no tenía tiempo para eso y otras cosas más, a mi hija se le derrumbó toda la ilusión, tanto así que le respondió que lo mínimo que podía hacer era darme la cara y agradecerme porque le he salvado la vida, porque pago sus terapias y estoy reparando un daño que yo no hice.
Desde ese día me cuestiono si la decisión de no dejarlo acercarse a mi hija está bien o no, decisión que por cierto, tomé sola sin preguntarle a nadie y es que yo me he partido el lomo y dejado de ser mujer, amiga y hasta a veces pareja para ser 100% mamá, para llevarla a su deporte, para estar en sus terapias, durmiendo a saltos, aguantando día a día el dolor de verle sus brazos con cicatrices, desvelandome para buscar soluciones y buscando ayuda para que ella supere todo lo que ha tenido que pasar.
Siento mucha rabia, quisiera ir a buscarlo y gritarle todo el odio que siento hacia el, pagarle y hasta hacerlo desaparecer, por qué siempre he dicho que prefiero que no esté y que nunca haya estado a tener que ver cómo mi hija recibe sus migajas. Siento pena, porque mi hija si bien tiene a mi pareja como su figura paterna, nunca ha tenido a su padre al 100%. Pero también siento mucha culpa, culpa de haberme fijado en un pelotudo principalmente y a la vez culpa de quitarle la ilusión a mi hija de recuperar un vínculo que siempre lo he visto a gotas... No sé cómo abordar esto... No sé si estoy haciendo lo correcto, tengo miedo de que mi hija cuando esté grande me reproche lo sucedido.
Lo último que el le dijo a mi hija fue que estuviera tranquila que el iba a solucionar esto y aquí estoy, esperando una citación al juzgado que quizás nunca llegue...
Gracias por leerme.
