Salia mas caro...
Un colega de faena venía de vuelta, después de esos turnos eternos que te dejan medio muerto. Claro, manejando solo, tarde, y sin haber descansado bien en días. Dicen que trató de aguantarse el sueño, pero al final… se quedó dormido al volante. Y ahí no hay mucho que hacer. Cerró los ojos por un segundo y, cuando se dio cuenta, la camioneta ya iba directo a una zanja. ¡Paf! Chocó de lleno.
Apenas llegó la noticia a la oficina, muchos pensaron que no le iban a perdonar una cosa así. Era grave, y las camionetas no son baratas. Lo lógico habría sido que le dieran la carta de despido. Pero aquí es donde está el detalle que él ni sospecha: no lo echaron, y no fue por buena onda o por “comprensión” de sus años de trabajo. Lo que pasa es que echarlo habría sido carísimo. Después de más de diez años en la empresa, la indemnización era tremenda, y además la camioneta estaba asegurada. ¿Para qué gastar en un despido si?
Así que lo dejaron pasar. Él sigue en la faena, creyendo que tuvo suerte, pensando que la empresa lo apoya. Pero lo que no sabe es que, desde entonces, están atentos, esperando cualquier otro desliz. Con un solo error más, no tan caro ni tan asegurado, ahí sí que no dudarían en echarlo.
