Hice las cosas mal
En las sombras de mis últimos días, el arrepentimiento me consume. Cada aliento es un recordatorio doloroso de las decisiones equivocadas que tomé. Mi vida se apaga mientras mi corazón se desgarra en el dolor de haberles fallado.
Mis lágrimas son testigos silenciosos de mi angustia mientras imploro al cielo por una oportunidad de redimirme. Aunque sé que el tiempo se agota. Cada día, cada hora, cada minuto es un recordatorio de que todo pudo ser diferente si hubiese tomado las decisiones correctas.
Mi único consuelo es el deseo de pedir perdón a mis hijos, de expresarles el amor que no fui capaz de entregar. Que estas palabras, cargadas de dolor y arrepentimiento, lleguen a ellos como un susurro de esperanza. Que encuentren en su corazón la fuerza para perdonarme, para sanar las heridas que cause y encontrar la felicidad.
