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Mejor ser honestos.

Estoy leyendo la confesión “mejor otro grupo” que habla sobre el cumpleaños de un sobrino con TEA y como no asistió ningún compañero de curso a su fiesta de cumpleaños.

Les cuento que tengo una pequeña de 4 años que asiste al jardín, cuando le celebre por primera vez su cumpleaños (esta vez, los 4) fue porque ya estaba más grande y entendía de que se trataba. Arrendé un centro de eventos para niños con juegos de todo tipo, literalmente tire la casa por la ventana con la gran celebración que tenía preparada. Envié invitaciones, me confirmaron los papás de los compañeros de curso, invite a la familia y espere el anhelado día.

Llego solo un compañero de curso, de su misma edad, una prima de 8 años (entre como 9 primos) y un hijo de mi mejor amiga, todo el resto adultos.
Fracaso total el panorama que les tenía a los críos, sin embargo ese único compañero de curso le cambió la cara a mi hija; jugó a concho con él y los otros niños.

No saben cuánto quiero a ese niño, la amistad que se ha formado y lo valioso que es para nosotros como familia, porque aún cuando es pequeño le dio la confianza para tener amigos a mi niña.
Este año honestamente, estoy pensando en sacar a donde quieran a esos dos terremotos para que sean felices, porque lamentablemente, en mi caso ni los primos chicos llegaron para disfrutar lo que tenía preparado para ellos, entonces es una pérdida y desgaste de tiempo y plata.
La frustración fue más para mi que para la niña, ella aún es feliz al recordar su cumpelamos y su amigo.

Y los papás?! Eh! Valen callampa, cero tino y empatía, cuando son sus críos los que quedan botados y tristes recién entienden, y a penas.

Mejor ser honesto y decir si vas o no a una fiesta, total es invitación y no obligación, pero decir que si y después hacer lo contrario habla mal de ti.



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