Más vale tarde
Hoy llegué a mi trabajo y lo primero que veo es una sonrisa metálica enorme. Un compañero se puso frenillos y estaba tan feliz. Conversando con él me contó que toda su vida había querido arreglar sus dientes y que a sus 60 y tantos había perdido la esperanza, pero su edad no era impedimento para usar ortodoncia.
Me encantó verlo y me contagió con su alegría, asi es que fue un excelente día para mi. Me encanta que las personas se atrevan a hacer estas cosas, sobre todo ahora que los precios son muchos accesibles que antes.
