Qué fluya...
Llevaba un año y medio de relación con alguien al que amaba, una relación con altos y bajos, pero con una energía que no fluía por más que lo intentaramos. Yo tengo mi oficio desde hace años, he pasado por momentos buenos y malos por éste, pero siempre he logrado destacar por lo metódica, ordenada y dedicada que he sido (mi profesión no la ejerzo) ; él por su lado, ingeniero cesante porque su carrera tiene casi nula empleabilidad en nuestra zona, esto lo ha llevado a pasar por varios trabajos informales y mal remunerados, pero tampoco ha buscado otros trabajos que al menos tengan contrato o sueldo fijo.
Como muchos de ustedes habrán visto, se empezó a reclutar personal para el levantamiento de datos más grande e importante del país y ambos postulados a cargos distintos. Y es ahí donde se origina el conflicto: yo llevo años, más de 10, trabajando en levantamientos de información y creía estar plenamente capacitada para el cargo al cual postular, pasé todas las fases, pero me llegó el correo donde se había informado que no había quedado seleccionada, me quise morir de la pena, sentí que el sistema de empleos públicos es un asco y que no valoran ni tu esfuerzo ni tu mérito. Por su parte, él trabajó en un proyecto menor hace algún tiempo y su experiencia laboral formal es de un solo año entero, pero pasó todas las entrevistas y etapas y quedó en el puesto al que había postulado. ¿La diferencia entre él y yo? Él iba ayudado por alguien que ya estaba trabajando en esto y yo era una simple persona con todo el currículum pero sin contactos.
Todo esto me llevó a terminar la relación, yo siempre he sido una persona que ha alcanzado las cosas por esfuerzo y mérito propio, y no me cabía en la cabeza que mi compañero de vida validara el pituto como forma de obtener las cosas, no puedo creer su falta de vergüenza si días antes me contaba que en la entrevista que les hicieron, había gente demasiado preparada para ocupar ese puesto. Se me cayó su imagen, quizás para otras personas esto sea algo sin importancia, pero para mí fue una decepción gigante; no es que no me alegre que alcance el éxito laboral que tanto soñaba, solo no me calza su voltereta, si muchas veces se quejaba de que no tenía lucas y no trabajaba, y después salía con que no quería trabajar para no tener ingresos formales y no pagar su Cae. Me duele más su hipocresía de nuestra última cita, me consolaba y decía que yo iba a encontrar algo mejor que esa pega, que era muy capaz de lograr las cosas y varias palabras más de buena crianza.
Ex amor mío, te deseo éxito, pero espero algún día entiendas que el esfuerzo vale más que tener conocidos.