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La gota que llenó el vaso

Somos dos hermanos. Mi hermano menor ha sido siempre el consentido de mi mamá. Tanto así que siempre recibió privilegios que se justificaban diciendo "él es un hombre". En fin, ya adultos, como soy la mayor, empecé a estudiar, pero debido a problemas económicos tuve que congelar mi carrera en tercer año. Busqué trabajo en el sector público y me establecí, comenzando a ganar un buen sueldo. Así que decidí ayudar a mi familia y, por ende, a mi hermano. Él también intentó estudiar, pero cambió de carrera varias veces ya que nada le gustaba. Al final, no terminó porque sufrió un accidente que lo mantuvo dos años en terapia. Comenzó a trabajar en varios empleos temporales hasta que finalmente se lanzó con su propio negocio, el cual comenzó a prosperar rápidamente. Esto le permitió adquirir sus propios vehículos, una casita y todo lo que alguien desearía tener a sus casi 30 años.

Yo tengo 36 años, no tengo auto ni casa, soy madre soltera y mi mamá decidió mudarse a vivir conmigo. Sin embargo, siempre se queja de que no le gusta donde vivo, de que hace mucho frío y de que mi casa no se compara con la de mi hermano. Además, insiste en que mi hermano lleva una vida mejor que la mía. Le sugerí que mejor se fuera a vivir con mi hermano, pero me respondió que no quería ser una carga para él, su esposa y su hijo.

El problema es que mi hermano le regaló un perro de raza cara a mi sobrino, pero cuando el perro creció, mi sobrino comenzó a tener miedo de él. Mi mamá decidió que lo mejor era traer el perro a mi casa porque tenía más espacio en el patio. Mi hermano trajo el perro, pero ahora el asunto es que el perro se come fácilmente 40 mil pesos en comida cada tres semanas. Los primeros meses, mi hermano se encargaba de los gastos, pero hace varios meses que ya no le compra comida, y soy yo quien tiene que pagar de mi bolsillo. Me da pena que el perro no tenga qué comer. Le he dicho a mi mamá que hable con mi hermano y le exija que se haga cargo de la alimentación del perro, pero se enoja conmigo y me dice que como yo no podré comprarle comida, el perro ahora es mío, ya que cuida mi casa. Además, me reprocha que no debería pedirle a mi hermano que contribuya porque debería estar agradecida de que me regalara el perro...

En resumen, el tema del perro es la gota que colmó el vaso, ya que mi mamá siempre protege el bolsillo de mi hermano, a pesar de que ahora gana fácilmente cinco veces más que yo... Estoy cansada de esta situación. ¿Qué puedo hacer?



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