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Ilusionado pero asustado

Esta confesión la voy a dividir en dos:

Parte 1: Lo lindo (si es que se le puede llamar así)

Trabajo en la sucursal de una empresa de servicios en la región de las longanizas. Empecé hace unos pocos meses, buena paga, buen cargo y un ambiente relativamente bueno. Allá en la central, conocí a una mujer que me flechó desde el primer momento en que la vi.

Simpática, ligera de sangre, educada, culta, se viste con elegancia, sonriente, con varios gustos en común... la perfección hecha persona. No sé si a mis colegas hombres les ha pasado que les atrae una mujer, pero no de manera carnal-sexual, sino algo más profundo, difícil de definir... eso es lo que me pasa con ella. No la veo con esos típicos ojos 'lividinosos', sino que, al contrario, me inspira una especie de respeto y admiración, es extraño.

Una vez a la semana, le corresponde venir aquí a la sucursal y aprovecho para acercarme y mantener la mayor conversación posible, y ella, un amor, me responde de la misma forma, se interesa por mis cosas. A veces incluso me quedo un poco más tarde solo para estar cerca de ella. Agarramos confianza rápidamente, hablamos por WhatsApp todo el día, memes para allá, memes para acá, no sé, me tiene demasiado embobado.

Estoy tan embobado y es tal la admiración que le tengo que, como mucho, le he insinuado cosas sutiles como saludarla con un 'hola linda' o 'qué rico verte', o lo más avanzado hasta ahora, 'me gustaría ver ese atardecer contigo', por una foto de un paisaje que le envié una vez. Solo eso.

Parte 2: Lo triste

Hace 2 años, terminé una relación conyugal (no alcanzaron a salir hijos de ahí, y yo tampoco los tenía de antes ni tengo ahora). Convivíamos en una casa de propiedad de la familia de mi ex. Obviamente, después del quiebre, agarré mis cosas y me fui de esa casa. Hasta la fecha, sumado a otros problemas, me la he pasado arrendando habitaciones y saltando de casa en casa, de roomie con amigos, y no he podido acceder a una casa propia (lo cual no significa que no esté empezando a moverme en esa dirección), pero el punto es que hoy por hoy no tengo un lugar fijo, solo me tengo a mí mismo, mi motivación para salir adelante y un coche viejo (pero cumplidor el tonto).

Me siento tan pequeño ante esa mujer. Lleva casi una década en la empresa, tiene su propia casa y una buena camioneta, un poco menos pequeña que un camión de Chuqui, que deja al mío como un simple troncomóvil más destartalado que yo. A pesar de que en una ocasión ella misma me dijo que no me preocupara por tener un coche viejo, que eso no importaba, de hecho, tampoco ha hecho juicios de valor sobre mi situación personal-económica (ese nivel de buena mujer es). Estoy tan asustado que pienso que lo mejor es abstenerme de avanzar con ella y centrarme en salir adelante hasta que mejore mi situación. Cuando lo haga, pensaré en rehacer mi vida sentimental, estar con la vida más 'resuelta', como dicen algunos. Si es que...

Aclaro además que tampoco me hago ilusiones pensando que el sentimiento es recíproco. Tal vez lo sea, tal vez no, no lo sé aún. Soy bastante reservado y trato de ser muy correcto en estos temas. Por ahora, solo hablo por mí.

Esto me da un poco de tristeza. Quien diga que los hombres no lloran mientras conducen de vuelta del trabajo sintiéndose tan pequeños ante una mujer a la que admiran es porque no ha estado nunca enamorado o simplemente es hipócrita. Espero que septiembre traiga aires mejores, y por ahora, solo espero que llegue el martes para verla, y que ese abrazo de despedida que nos damos no se termine nunca. Es un lindo consuelo.

Espero que el administrador titule esta confesión como 'Ilusionado pero asustado', y que ayude con ideas para que la situación no sea tan triste.

¡Feliz septiembre para todas y todos!



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