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El valor del cuidado

A la empática de la confesión 53856

Vengo del futuro a contarte una historia que te podría pasar jajajaja...

Con mi ex tuvimos gemelas cuando llevábamos 4 años de relación; en aquel entonces yo trabajaba ejerciendo mi profesión. Después del postnatal, decidimos que me quedaría en la casa al cuidado de las niñas. No queríamos dejar lo más preciado que tenemos a cualquier desconocido, así que renuncié y me dediqué a ejercer la profesión de manera independiente. Obviamente ganaba mucho menos, pero con el sueldo de mi ex y lo que yo hacía como independiente, vivíamos tranquilos económicamente.

Como nada es para siempre, antes de renunciar a mi trabajo, acordamos ante notario que, en caso de separación, él seguiría cubriendo el 60% de los gastos totales de las niñas y la casa donde vivíamos, y que yo me quedaría viviendo en la casa, cuyo crédito hipotecario estaba a mi nombre pero que en realidad él pagaba.

Pasó lo que tenía que pasar y nos separamos hace unos 5 años, cuando las niñas tenían 3 años.

Fuimos a mediación para dejar por escrito el acuerdo que mencioné más arriba. El primer año todo fue bien: él aportaba para cubrir el 70% del total de gastos de la casa (supermercado, cuentas, dividendo, colegio, talleres, salud, etc.), y aparte de eso, un extra para cualquier cosa adicional como salidas, cumpleaños, ropa, etc. Yo trabajaba mientras las niñas iban al colegio hasta las 3 de la tarde, así que no tenía muchas oportunidades para hacerles la contabilidad por tiempo, por lo que no ganaba mucho: unas 600 mil pesos aproximadamente, que me alcanzaban para cubrir ese 30%, ahorrar y mis gastos personales.

Al año siguiente, mi ex me contó que llevaba pololeando casi un año y que se iría a vivir con la actual. Lo único que le dije fue que necesitaba conocerla y ver de quién se trataba, porque si vivirían juntos, se relacionaría con mis hijas, y yo no permitiría que cualquiera se metiera en la vida de ellas.

Hasta ahí llegó la tranquilidad y comenzaron los problemas por el dinero. Al igual que tú, él decía que yo no trabajaba, que no hacía nada, que yo andaba muy arreglada con la plata de la pensión, que como él "me daba" plata extra si la pensión ya iba por 1 millón, que trabajara la floja, que dejara de pagarle la casa, y un largo etcétera. También cuestionaba por qué íbamos juntos a las reuniones familiares, que a ella no la pescaba la familia de él, que yo me gastaba la plata de la pensión en otros hombres, y un largo y cansado etcétera. Ella también trabajaba mucho, a pesar de tener una hija de una relación anterior por la que no recibía pensión y mi ex la trataba como si fuera su hija, tanto monetaria como emocionalmente.

En ese tiempo, una de las niñas enfermó y los gastos médicos salieron súper caros. Usé todos los ahorros y, aún así, nos faltaba dinero, por lo que mi ex decidió vender su auto para cubrir los gastos médicos y evitar endeudarnos. Esto generó problemas con su actual pareja, ya que no quería que se redujera el nivel de vida y tenía que asumir responsabilidades financieras por un tiempo. No sé qué pasó entre ellos, pero mi ex me contó que ella le había dado un ultimátum: o reducía la pensión o ella se iba de la casa. Mi ex le pidió que se fuera, y terminó con ella, no por mí, sino por sus hijas. Ella también se estaba metiendo en asuntos que no le correspondían.

Cuando hablamos después de un tiempo de esta situación, mi ex me decía que sentía que la pensión que daba nunca sería suficiente, porque él podía trabajar todos los días tranquilamente, sin preocuparse por los materiales escolares, el almuerzo, la visita al doctor, o si salía con amigos. Yo me encargaba de todas esas tareas invisibles. Había postergado parte de mi crecimiento profesional para cuidar a nuestras hijas y evitar dejarlas en manos de extraños. No importaba cuánto dinero se tuviera, no se podía pagar el amoroso cuidado que yo brindaba como figura de apego de las niñas.

Desde entonces, han pasado varias parejas, pero todas se alejan cuando intentan meterse en la pensión. (Y no, mi ex no está enganchado conmigo). Él simplemente es un excelente padre y hombre.

Espero que él encuentre una mujer a su altura y que se sienta orgullosa del gran padre que es. No quiero que me vea como una amenaza, sino como una colaboradora en la crianza de nuestros hijos.

Y tú, señora de la confesión, siéntete orgullosa del hombre que tienes a tu lado. Si vas a complicarle la vida y seguir entrometiéndote en los asuntos económicos y familiares, ojalá él te deje y encuentres a alguien más acorde a tus pensamientos.

Las labores de cuidado son impagables; son nuestra responsabilidad, sí, pero como dijo mi ex, ni con todo el dinero del mundo se puede pagar el cuidado con amor que brindan las figuras de apego a los hijos.

(Aparte que las niñeras de verdad y buenas salen caras jajajajaa)



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