El dilema familiar
Pronto será el cumpleaños de mi hija (cumplirá 9 años). Pero como siempre, el mismo dilema... La abuela de mi hija no se sabe comportar en ninguna parte; cumpleaños que le hemos realizado a mi hija, cumpleaños que al final me deja un sabor amargo por mi suegra.
En el último cumpleaños se dedicó a llamar la atención a los niños porque corrían o gritaban; a otro niño delante de la mamá, le tapó la boca porque pensaba que iba a soplar las velas cuando cantaban el cumpleaños feliz. En el momento, ¿para qué decirlo? Se tira de guata para "agarrar" los dulces.
Ella tiene un tema con los dulces de la piñata siempre. Incluso hubo una oportunidad en que nos invitaron a un cumpleaños y, por su actuar de arrasar con todos los dulces, literalmente nos echaron cachando. ¡Qué manera de pasar vergüenza con la señora! Y no vamos a decir que la señora si tiene ganas de un dulce no tiene plata para comprarlo.
Lo malo es que no puedo dejar de invitarla porque mi hija la quiere mucho; tampoco puedo dejar de hacerle el cumpleaños a mi hija porque la abuela no se sabe comportar. Mi hija espera con ansias la celebración de su cumpleaños.
He hablado con ella, pero no entiende. Sé que me dirán que es "un tremendo problema" y que me estoy ahogando en un vaso de agua, pero para mí lo es porque estoy a punto de no celebrar el cumpleaños de la niña, solo por esto. Pero mi hija, por otra parte, está súper entusiasmada.
Lo laboral es que arriendo juegos inflables, juegos electrónicos, pintacaritas, o sea, genero trabajo; por lo mismo, me da mucha lata el gasto de dinero, el estrés y todo lo que implica para que, encima, venga la señora a llegar a parar las patas recolectando dulces y lo arruine todo.
