Aprendiendo a Valorar las Conexiones Humanas
Hace 13 años trabajaba en algo que implicaba mucho contacto con gente. Poco a poco comencé a ser 'amiga' de una chica, la Dani. Era algo solitaria y un poco ñoña, al igual que yo. Teníamos aficiones parecidas y se mostraba ansiosa por generar una amistad. Podíamos conversar durante horas, pero siempre fue en el lugar de trabajo. Ella siempre me invitaba a juntarnos a tomar un café, a charlar o a ver alguna película, pero nunca tenía tiempo. Siempre le daba excusas para después. Así que pasó el tiempo y se perdió la oportunidad.
Luego, la volví a ver, y me alegró verla. Estaba pololeando y se veía distinta. Me trajo un regalo, un peluche de una serie que a ambas nos gustaba. A pesar de todo, se veía extraña, no era la misma. Intentó contarme algo, pero su pololo nos interrumpió.
Pasaron meses y la vi en la prensa. Se había tirado de una pasarela en una gran ciudad. Pensé que era simplemente coincidencia de apellido, pero era ella. Lo peor fueron las fotos horribles que vi en redes sociales, el morbo puede ser enorme.
El pololo no fue ni al funeral, y nadie vio nada. Además, esa ansia de aferrarse a alguien...
Cada año la recuerdo y me pregunto si quizás podría haber hecho algo, no lo sé.
Tal vez, cuántas veces gritó en silencio pidiendo ayuda y no lo vimos.
Todo esto me hizo replantear muchas cosas...
