Los malos jefes
Es tan real eso que uno renuncia a los malos jefes y no a la empresa en sí.
Casi 7 años “aguantando” la discriminación por género que había. Si eras hombre, ganabas 30% más... Se promovía a los que carreteaban con el Gerente, a esos que nada tenían de profesionales. O a la mina rica, se le trataba cómo un objeto. Me demoré unos meses en rayar la cancha en ese aspecto. Fea no soy, para nada. Pero que me tiraran piropos en la pega, me molestaba.
En fin, logré estirar el chicle trabajando en mi metro cuadrado y demostrando cada tres meses que mi pega era bastante. Por extrañas razones el Gerente olvidaba todo lo que hacía en mi cargo.
Cuando ya llega ese punto en que levantarte para ir a una pega de mierda te aflige, es momento de retirarse. Y así lo hice, renuncié a una Gerencia mediocre y arcaica.
