El método mágico
Desde que tengo memoria, crecí soñando con números, teoremas y ecuaciones en una pequeña ciudad costera de Chile. Me fascinaban las matemáticas y me propuse una meta audaz: lograr un doctorado en matemáticas en el viejo continente europeo.
Sabía que para cumplir mi sueño, debía estudiar con fervor. Decidí aplicar el método Feynman para entender a fondo los conceptos matemáticos. Cada vez que aprendía algo nuevo, se lo explicaba a mi querida abuela. Aunque no entendía ni jota de matemáticas, siempre estaba dispuesta a escucharme.
Mi esfuerzo rindió frutos cuando, después de terminar mi carrera en Chile, logré una beca para un doctorado en la prestigiosa Universidad de Cambridge. Allí, me enfrenté a problemas matemáticos complejísimos. Pero no me eché para atrás, al contrario, recurrí al método Feynman: le explicaba los conceptos a mis amigos, identificaba las partes que me costaban más y luego las revisaba y simplificaba. Este método me ayudó a superar los obstáculos académicos y a conseguir mi doctorado.
Una vez graduada, comencé a buscar trabajo. Mi gran sueño era trabajar en el área de inteligencia artificial. La oportunidad se presentó cuando vi una oferta de trabajo en Facebook. Sabía que la competencia sería dura, pero confiaba en mi capacidad para resolver problemas y en mi profundo entendimiento de las matemáticas.
Durante la entrevista, tuve que explicar complejos algoritmos de IA. Recurrí al método Feynman para descomponer cada algoritmo, explicándolo de forma sencilla y clara. Los entrevistadores se impresionaron con mi capacidad para simplificar conceptos y resolver problemas, y finalmente me ofrecieron un puesto en su equipo de inteligencia artificial.
La niña que soñaba con números en su pequeña ciudad costera de Chile, ahora era una experta en matemáticas trabajando en uno de los gigantes tecnológicos del mundo. Y en todo este viaje, siempre recordé el método Feynman, esa estrategia de estudio que me ayudó a cumplir mi sueño.
