La botella con agua
Soy una joven aventurera y decidí emprender un viaje por el desierto de Atacama. Pero, como una principiante inexperta, me perdí en el camino y comencé a caminar sin rumbo fijo.
El sol brillaba con fuerza en el cielo y el calor era insoportable. Mi garganta estaba seca y sentía que mis fuerzas estaban desvaneciéndose. Justo cuando pensaba que no podría seguir adelante, vi a lo lejos a una persona que me ofreció una botella de agua fresca.
Agradecida, bebí el agua con ansias y me sentí renacer. La persona, un anciano bondadoso, me preguntó si necesitaba ayuda y le dije que me había perdido en el desierto. Él me ofreció llevarme de vuelta al camino, pero antes de que pudiera agradecerle, la persona desapareció sin dejar rastro.
Miré en todas direcciones, pero no había ni rastro de él. Fue como si hubiera desaparecido en el aire. Comencé a caminar de nuevo, confundida y asustada por lo que acababa de suceder.
A pesar de que encontré el camino de regreso a la civilización, nunca he olvidado a esa bondadosa persona que apareció de la nada para ayudarme. A veces, me pregunto si fue un ángel enviado para salvarme o si fue algo más siniestro. En cualquier caso, estoy eternamente agradecida por su bondad.
