No es fácil
Todos hablan de podar el árbol genealógico, como si fuese tan fácil. A sido para mi el proceso más doloroso y triste de mi vida.
Pode de raíz a la madre, se supone que es la que te dio la vida y que debe amarte incondicionalmente. Pues eso no lo viví jamás.
Créanme que a mi edad, que ya soy una persona mayor, se me vienen esos recuerdos, pero ya sin rabia como antes.
Lo bueno de todo esto, es que a mis hijos solo les entregó lo mejor de mi.
Hubo días que llore mucho, cuando necesitaba una mamá que me apoyara, que solo me escuchara, pero ahí estaba ella, en su nuevo matrimonio, con sus nuevos hijos, llena de plenitud, llena de ropa y yo sin nada, llena de comida y yo sin ni uno. Llena de joyas y dinero y yo mirando como hacerlo para seguir viviendo.
Es sobrevivencia pura.
A que me llevo todo eso, a una depresión horrible, que solo salí a flote con ayuda profesional y oración.
Hoy en día vivo tranquila, años que no se de ella y ella menos de mi. Tengo tantas razones por las cuales no perdonarla y tampoco lo deseo.
Solo quiero estar en paz y si algún día viene a mi vida, cuando esté vieja, deseo poder decirle que mi amor de niña hacia ella se convirtió en nada y que me deje tranquila.
No hay odio, no hay nada. Pero si un vacío enorme que he aprendido a vivir con eso.
Poden su árbol cabros, poden todo lo que les haga daño, aún si es familia. No hay nada peor que vivir creyendo que algún día te amaran...
Me imagino siendo yo misma mi madre y solo me veo abrazándome aquellas noches que le pedía por favor que me acostara con ella. Pero no estaba...
