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Soy C, hija de N.

Por una amiga llegué a esta página, y la verdad es que quedé pa dentro con la historia.

Hace ya varios meses atrás que entré, primero a hacer mi practica y luego a trabajar a una empresa que presta diversos servicios de auditoria. Estoy muy contenta de poder desempeñarme en lo que estudié. El ambiente es grato y me tratan super bien.

Conocí a este hombre de la historia en ese trabajo. No es mi jefe ni nada parecido, pero sí teníamos que cruzar mucha información. Cuando lo conocí la primera vez me pareció muy guapo, caballero y respetuoso. Con el tiempo lo fui conociendo mejor y cada vez me parecía mas atractivo; por su forma de ser, por su trato, y no sólo conmigo sino que con todos en la empresa. Fue el primer hombre que no puso sus ojos en mi de manera lasciva. A pesar de lo que cuenta la historia que le gustaba mi 'voluptuosidad'. (y bueno, eso me gustó también. Jajajaja)

Sin darme mucha cuenta me empecé a sentir atraída por él, y de a poco me empecé a acercar mas. Iba a almorzar con él, en los pasillos buscaba el momento para verlo y cruzar alguna palabra. Por cualquier cosa, la mas mínima que fuera, y que tuviera relación con el trabajo, lo iba a consultar con él a su oficina. Todo el rato lo buscaba.

Es un hombre maravilloso, sensible, culto, con mucho sentido del humor y físicamente está muy bien. Me enamoré.

Yo tengo 22 años, y la vida me llevó por un camino muy pedregoso que, creo, me hizo madurar a la fuerza. Me refugié en la lectura, en el deporte y en sacar mis estudios. Y como ya saben, vivo con mi mamá y una hermana dos años menor. Nos cambiamos mas de 800 kilómetros de nuestra ciudad para hacer un cambio en nuestras vidas. Arrancamos de mi papá porque era un tipo violento y alcohólico. Yo soy lo que soy gracias a mi madre que siempre me mostró la luz entre tanta oscuridad. Dios sabe cuantas veces vi a mi papá golpeando a mi madre, y yo sin poder hacer nada. Era una niña muy pequeña y le tenía terror.

Hasta que un día, hastiadas de un montón de cosas que en este relato no vienen al caso, lo denunciamos, tomamos nuestras maletas y dejamos a ese hombre.

En mi corta vida (para muchos) he tenido muchos pololos, mas de los que hubiese querido tener. Entre ellos dos relaciones serias que duraron mas tiempo que las otras. Pero en las dos me sentí insegura, desprotegida y celada.

Cuento corto, me dediqué a sacar mi carrera y me olvidé de los hombres. Llevaba casi un año soltera hasta que conocí a mi 'Auditor' favorito. Y estaba tan embalada con él. Ya teníamos onda hasta que, de un día para otro, desapareció sin decir nada. Por otras personas en la empresa me enteré que había pedido las vacaciones por una urgencia que tuvo con su madre en el norte. Lo llamé y traté de contactarlo por todos los medios posibles sin tener suerte.

Me apené mucho porque se fue sin decir nada. Entré en una especie de depresión porque, no sé... quizás inconscientemente volví a sentir abandono.

Mi madre algo sabía, que me gustaba un compañero de trabajo pero nunca alguien mayor que yo. Cuando notó mi conducta dispersa fue que se empezó a preocuparse por lo que me pasaba. Le conté la historia de este hombre maravilloso con el que ya llevaba meses sintiendo algo que nunca había sentido en mi vida. Le mostré su foto y mi mamá -como en el Diario de Una Pasión, cuando Alie supo de Noa-, se descompuso.

Ahí supe la historia de 'amor' que habían tenido mi madre con él en su juventud. Y así como yo, me dijo que era un hombre maravilloso. Que de todos sus amigos de la época, él siempre fue distinto. Que había sido su mejor amigo siempre y que lo mas parecido a 'hacer el amor' en su vida, lo había experimentado con él. Que siempre lo quiso mucho y que nunca quiso convencerse de que algún día lo amó. Me dijo: -'Las mujeres somos weonas, hija. Siempre elegimos al equivocado'. Creo que después de ese día estoy mas conectada que nunca con mi madre. Después se lo conté a mi mejor amiga, no podía quedarme atragantada con todo esto. Ella me recomendó leer la página y aquí estoy, dándome cuenta de que mi auditor recuerda a mi mamá de la misma manera en que ella lo recuerda.

Tengo rabia porque siento que la vida, muchas veces, solo quiere cagarse de la risa de uno. Mi mamá no tiene ningún problema en que yo pueda tener una relación con él. Me dice que soy adulta, que puedo decidir por mi misma y que no duda en que pueda quedar en buenas manos. Pero ahora soy yo la weona que no estará nunca tranquila sabiendo que ellos fueron algo. Que fueron de esos amores inacabados (Como diría García Márquez), de esos amores perfectos.

Y quiero terminar esta confesión diciendo que después de un mes supe de él. Me llamó para decirme 'C, discúlpame, tenemos que conversar de algo muy, pero muy importante'. Yo le dije: 'Ya lo sé todo'. Y quedamos de juntarnos a conversar en un lugar X.

Así que ahora ya no sé que hacer con mi vida. Y en verdad lo quiero ver, estar con él y volver a ver su sonrisa de niño. Pero también quiero mandarlo a la cresta porque sé que en esa relación... quizá sea muy feliz, pero no sé si pueda vivir tranquila.

O puede que me esté pasando los medios rollos. No sé, estoy muy confundida. Necesito perspectivas.



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