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Los útiles escolares

Cuando era niña, sufría mucho por los materiales escolares, rara vez me compraban las cosas que pedían, en aquella época sentí la burla de mis compañeros y profesores.

Para intentar ayudarme, mi abuela materna (que lamentablemente perdí en esa época), me dió mil pesos para comprarme una cajita de colores de madera, un lápiz grafito y una goma, ojalá pudiese describir la emoción de tener mis cosas para artes, pero no todo es color de rosas...

Por el desgaste de colorear tanto, le pedí a una compañera sacapuntas, una vez listos mis lápices, procedí a devolverlo y agradecer, lamentablemente aquella compañerita me solicitó dinero por haberlo usado, pero no tenía para poder pagarle, frente a esto tomó mis lápices que estaban cuidadosamente guardados y procedió a romperlos uno por uno, para luego entregarme mis lápices partidos en dos o tres. Nadie entendió mi pena, ni siquiera aquella persona con el título de profesora, quién se rió por la mala calidad de mis lápices y que ojalá así aprendiera a ser responsable y cumplir con las cosas que pedían...

Hoy tengo 32 años, soy profesora y me preocupo de cada uno de mis estudiantes, que cuenten con todo lo necesario para poder realizar las actividades escolares. En el cajón de mi escritorio, los niños tienen de todo, pero por sobre todo amor y cariño.

Sólo mi esposo sabe está historia y más de alguna vez me ha traído cajitas de colores, para que nunca más tenga mis lápices rotos.



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