Momento de cambio
El día que decidí que me quería suicidar estaba muy perturbada mentalmente, no existía ninguna motivación para estar viva, sentía que todo se había acabado para mí.
Compré una cuerda, vi dónde lo haría, planee con quién se quedarían mis hijos mientras lo hacía. Escribí cartas, lloré mucho explicando porqué había escogido esa salida.
El día que ya lo haría me levanté temprano para dejar a mis hijos en el colegio y mi hija de en ese entonces 7 años me pasa un papel y me dice, te hice un regalo. Lo abro y era un dibujo de ella conmigo y abajo decía 'Mamá, no te vayas nunca. Te queremos mucho'. Se me apretó la garganta y creo que lloré como nunca lo había hecho. Ese día desperté del trance en el que había caído y volví a la realidad, a mi realidad, con mis hermosos hijos que no merecían quedarse solo. Asi comencé un largo camino de recuperación. La depresión es muy difícil, hay días en que hay que sacar ganas de dónde no las hay, salir adelante es un reto diario.
Han pasado ya 2 años desde eso y todavía guardo la carta de mi hija, siento que me salvó la vida aunque ella no lo sepa.
Y para todos aquellos que están pasando por un momento difícil, busquen ayuda, a veces cuesta entender que uno no está triste, sino que uno está enfermo y para mejorar es un largo camino. La depresión no es un juego.
