Servirse al País
Últimamente he visto harta publicidad de una ONG de ayuda social, que tiene presencia a nivel nacional, la cual quiere atraer gente joven para trabajar un año en diferentes lugares de Chile con población altamente vulnerable. Por lo mismo decidí escribir aquí mi experiencia, haber si le sirve a alguien. Hace cómo 8 años atrás venía recién de titularme de la U en el sur, de una carrera en ciencias sociales, de esas que no tienen mucha pega. Cómo no había mucho donde elegir, postulé a la mencionada fundación. Pasaron meses, y supuestamente no había quedado, sin embargo en Septiembre me llamaron de emergencia, preguntándome si todavía estaba interesado. Cómo siempre he sido aperrado acepté la pega, que era en una comuna pequeña en el norte chico, en una de las tantas zonas de sacrificio que hay en nuestro país.
Cuando llegué me recibió la jefa territorial de la fundación, así como la mina que sería mi jefa directa, y ahí empezaron los problemas, resulta que al profesional anterior lo habían despedido a mitad de la intervención por supuestamente “no hacer nada”, o sea que tendría 4 meses para hacer el trabajo de 10 (el cierre de los proyectos era en Diciembre), como ya estaba allá acepté, total no le tengo miedo a los desafíos, me acuerdo que la jefa territorial, trajo mi contrato y lo tiró en la mesa de forma bastante despectiva, ahí debí haber cachado que algo raro estaba pasando, pero ya estaba ahí, así que lo firmé. El sueldo era un chiste, apenas alcanzaba para comer, el hospedaje, movilización, y cualquier otra cosa me lo tenía que financiar yo mismo con lo que me pagaban...
De la experiencia de trabajar con la comunidad no tengo nada que decir, un siete. Tampoco nada que decir de mis compañeros en la intervención, todos sabían que la fundación no funcionaba, y que su trabajo servía para bien poco, pero aun así, con terca vocación, se levantaban todos los días, de lunes a sábado (incluso los domingos) a ponerle el hombro a la pega, por un sueldo miserable, y soportando el constante acoso laboral de la jefatura en pos de las metas totalmente irrisorias que tenían. En mi caso me llamaban casi todos los días para presionarme por no cumplir lo que se requería (o sea por no hacer la pega de 10 meses en solo 4), al principio eran llamadas profesionales, pero pronto comenzaron a traspasar esa barrera, hasta que un día recibí una llamada con un montón de ataques personales, por no estar a la altura de lo que se requería.
Al final, en la enésima reunión que tenían conmigo para reprenderme por el lento avance perdí los estribos y fueron un “festival de chuchas”. Increíblemente no me echaron (así de desesperados estaban), lo bueno es que desde ese día dejaron de acosarme.
Pasaron los siguientes 2 meses, y finalmente conseguí llevar a buen puerto la intervención, organicé un carnaval dónde participó la mitad del pueblo sin nada de plata, básicamente solo con las ganas. Mis jefas ni siquiera fueron a la actividad, así de poco les importaba. Al principio pensé que era cosa solo de mi intervención, pero hablando con otros profesionales de otras áreas me comentaban que es básicamente lo mismo en todas partes. Que la fundación funciona bien desde Temuco al sur, para arriba es lo mismo que viví.
Lo que más rabia me da es que, muchos años después siendo ya funcionario público me enteré de que, mientras nosotros trabajábamos por sueldos miserables, el presidente de la fundación ganaba arriba de 5 millones. Más encima se tiró a constituyente y salió, a seguir ganando lucas a costa de todos nosotros.
Así que si ven el aviso, y tienen espíritu de servicio, les aconsejo que se lo piensen bien, trabajar con las comunidades es una tremenda experiencia, pero para ustedes, todas estas fundaciones viven de las migajas del estado, y el objetivo final no es transformar algo o combatir la pobreza, sino seguir recibiendo esa plata. Los profesionales son gente desechable para ellos, un mero instrumento.
