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Cosas de adolecentes

¿Se acuerdan de los tiempos de msn, fotolog, habbo, Petsociety?

Ya poh, yo tendría unos trece o catorce años e iba siempre a un Ciber que me quedaba a una cuadra de la casa, yo en esa época no tenía computador por lo tanto era un vicio ir a pasar tiempo de ocio a ese lugar, me cobraban $400 la hora, era un Ciber de unos ocho computadores y los dueños re simpáticos.

Un día sábado después del almuerzo, mi papá me regaló $2000, me brillaron los ojos y le avisé a mi mamá que me iría al Ciber y que no me esperara porque estaría muchas horas ahí, me mandé a cambiar, llegué, saludé a la ‘tía’ y le pagué cinco horas al tiro! me miró y sonrió, me chantó media hora más de regalo, uy dios mío que feliz estaba.

Iban pasando las horas y yo hacía y deshacía en el pc, me percaté como a las dos horas después que se había llenado el Ciber y no me importó, yo seguía en lo mío, pero de repente... me empezó a sonar la guata lo suficientemente fuerte para que se escuchara incluso con los cascos puestos, pasaron unos minutos y pum! retorcijones iban y venían, me puse a transpirar helado y a enredar las piernas, hacía ruidos y movimientos raros, miraba el reloj del pc, aún me quedaban tres horas... ‘no me puedo ir, me faltan tres horas todavía’, mientras apretaba cachete como nunca.

Pasaron aproximadamente unos diez minutos, el Ciber seguía más lleno, gente esperando, otros imprimiendo, yo sin poder más con mi guata cuando de repente las ganas de un peo salvaje aparecen para relajar la presión de mi vientre, me acomodé, lo empecé a expulsar y... catástrofe, me había cagado y me seguía ensuciando, no podía parar, sentía como se inflaba el pantalón y como bajaba por la pierna, cuando de repente paró.

‘Me quedan más de dos horas todavía, ya no me duele la guata así que voy a aprovechar’, si, esa wea pensó mi yo de catorce años, pero nada hacía presagiar el olor a mieeeeerrrrr que impregnaría el Ciber, la gente empezó a decir ‘ooh que está hediondo’, todos se revisaban los zapatos por si habían pisado pero la peste era horripilante. La presión psicológica hizo que me parara aunque aún me quedaba más de dos horas y comenzara a caminar con las piernas tiesas en dirección a mi casa.

‘Me hice caca!’ fue lo primero que le dije a mi mamá cuando llegué a la casa y mientras me metía a la ducha, mi mamá llorando de la risa en la cama, yo con arcadas limpiándome... nunca pude volver a ese Ciber.



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