Trabajando por necesidad
Llegué el 2019 con mucha expectativa, había dejado de ser un ser social cuando me convertí en mamá y al ingresar en esta empresa eso cambiaría.
Comencé mis labores y me gustaba, aprendí rápido, trabajar en call center nunca fue tan fácil. Pero me propuse dar lo mejor de mí en ese trabajo por mi hija y por mí. Pero nunca pensé que serían 3 años tan deprimentes.
La historia comienza así. Llevaba 1 mes trabajando, me gustaba el ambiente laboral y me sabía la pega, pero de la nada apareció una señora diciéndome que necesitaba hablar conmigo en su oficina (la cual era una sala llena de ejecutivos). Fui con ella y me dijo que debía ponerme una carta de amonestación por demorarme en el baño (específicamente 21 minutos). A lo cual me sorprendí, porque entiendo que es un derecho humano ir al baño cada vez que requieras, pero ella insistió pero yo me negué. Con mucha vergüenza, porque había mucha gente presente, le dije que no podía obligarme a firmar una carta de amonestación por ese motivo, porque si uno amanece malita del estomago es digno poder tomarse su tiempo y liberar.
Me fui del lugar y volví a mi puesto de trabajo, ella muy prepotente llegó a gritarle a mis jefes, diciendo que me iba a despedir. Hasta ese momento no tenía idea de quién era ella, ya que nunca se presentó. Por lo que fui rápidamente al sindicato a dejar un reclamo. Por suerte relaciones laborales de la empresa me ayudó y la hicieron pedirme disculpas por su trato inadecuado.
Pasó el tiempo, nunca más la volví a ver. Pero las desgracias seguían. Llegó la pandemia y con eso el silencio absoluto de la empresa, nosotros como trabajadores ya habíamos pasado penurias con el estallido social, porque teníamos que ir a trabajar sin locomoción, sin garantías de llegar sanos a casa de vuelta.
Bueno, en el silencio absoluto de la empresa, con mi grupo de trabajo decidimos hacer una huelga, pacifica, solo para hacernos escuchar. Y salió hermosa, las demás personas se unieron y desde ahí comenzamos el teletrabajo.
Lamentablemente no todo es color de rosas, mi hija es pequeña, sin clases presenciales, me era difícil poder estar atenta al trabajo y a los quehaceres del hogar. Por lo que volví de forma presencial por un tiempo y así fue que me dieron otro tipo de cargos administrativos, donde tuve la desgracia de ver en primera fila como los jefes de esa empresa, se tiraban al 'cachipun' para llamar a los y las ejecutivos/as para avisarles que estaban desvinculados, también escuchaba como apostaban por el tiempo de duración de algunas personas en la empresa.
Decidí alejarme de ese ambiente, volví al teletrabajo, accedí a la suspensión laboral y pude pasar mas tiempo con mi familia. Pero luego tuve licencias psiquiátricas por estrés y traumas personales que nunca solucioné. Así que comprenderán que para la jefatura fue la traición misma.
Volví de mi licencia digna, mas empoderada que nunca. Me dieron labores sencillas, me gustaba, así que fueron 3 semanas de arduo trabajo, pero justo en navidad me informan que he sido desvinculada por no concurrencia. Me cagué de la risa, pero me puse muy furiosa porque llevaba casi un mes trabajando hasta muy tarde y nadie valoró ese esfuerzo. Dejé reclamos en la inspección, en recursos humanos, en el sindicato, en gerencia, hacia gerencia. Pasé mas tiempo dejando reclamos que trabajando. Pero lo logré, les di en el blanco, ellos asumieron su error e intentaron solucionar el problema. Desestimaron la desvinculación, pero dieron un puesto de trabajo 'decente', me ofrecieron mis vacaciones, todos contentos. Pero no todo es color de rosas...
Mis liquidaciones de remuneraciones empezaron a aparecer con monto a pagar de $20.000 - $25.000 una vergüenza. Así que nuevamente a dejar reclamos, quejas, denuncias, nadie respondía... Hasta que por fin alguien se apiadó de mi, respondiendo que era un error de la empresa nuevamente.
Hoy después de 2 meses, la inspección del trabajo respondió mi denuncia, tengo fecha y hora para audiencia contra mi empresa. Sigo trabajando con ellos, porque encuentro injusto renunciar y perder mis 3 años laborales, si yo lo he estado haciendo bien, son ellos los poco profesionales. Cuando llegue el día iré con la frente en alto y con la voz fuerte diré que ha sido mi peor experiencia laboral, que a veces no he podido dormir por culpa de las preocupaciones que me generan, las inseguridades causadas por ellos.
Espero algún día salir de ahí, soltar esa pega, pero tengo familia, necesito el dinero para vivir, para alimentar a mi hija, no es un chiste, es una necesidad.
