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Hace 4 años me titulé de mi carrera, en esos momentos el campo laboral estaba complejo, estudié en una buena universidad y creo que eso me ayudó a que aún así no me falte la pega.

El problema es que salían puras pegas con regulares condiciones, boleteando, reemplazos, etc. Hasta que cuando llevaba como un año y medio así, postulé a una pega en el sector público, gané el concurso y yo estaba feliz. Por fin iba a tener una pega estable y con sueldo acorde. Cuando llegué a ese lugar me encontré de golpe con la advertencia: aquí se arman muchos cahuines y peleas porque la mayoría son mujeres!.

Dicho y hecho, las personas que trabajaban ahí se dedicaban mucho al pelambre y a los conflictos. Además, en las reuniones todos hablaban al mismo tiempo y alzaban la voz, terminaba con un dolor de cabeza horrible cuando me iba a mi casa. A pesar de todo eso yo estaba motivada trabajando por mejorar las cosas, trabajábamos con niños y niñas vulnerados y ellos me daban la motivación para seguir. Cómo me gustaba trabajar, cada vez me tiraban más cosas por hacer; estaba casi sola haciendo mi pega, lamentablemente, en el servicio público se abusa mucho de las licencias truchas o no.

Bueno, fue pasando el tiempo y el clima laboral lejos de mejorar iba empeorando, habían dos “bandos”, uno que apoyaba a la dirección y otro que no. Yo intentaba no meterme en eso, pero congeniaba más con los que apoyaban la dirección, en realidad solo porque fueron amables conmigo. Pero siempre habían situaciones de gente intentando cagarse al otro.
Cerca del año y medio ahí yo ya estaba estresada, cansada y enfermando. No solo me sobrecargaban de pega, si no que además me llamaban en horarios no laborales y no tenía cómo usar mis permisos ni vacaciones. Llegó un momento en que todo esto sumado a la pandemia y a qué terminé una relación de 8 años, me llevó a una depresión heavy, empece a ir a psiquiatra y psicólogo, me empastillaron y solo así lograba funcionar para dormir y para levantarme. Estaba en un momento de infelicidad y ya había perdido la motivación y el rumbo. En un momento ya no daba más y me dieron licencia médica, ahí todo empeoró, empezaron a hostigarme con amonestaciones en mi casa mientras estaba enferma. Cuando yo nunca había tenido una amonestación, al contrario, tenía excelentes evaluaciones y me destacaba por mi trabajo.

Mi psicólogo y mi psiquiatra me recomendaron renunciar, busqué una pega (no estable de nuevo) y renuncié. Llegué a un lugar la raja a trabajar, la gente muy buena onda, una jefatura comprensiva, mucha empatía, mucho que aprender, pero también habían ciertas personas un poco tóxicas que hicieron cosas que me bajoneaban, cuando me deprimía pasaba todo el día en la cama sin ganas de nada (ni siquiera ver una película, ni una serie, ni de hablar con nadie). Dejaba de contestar los mensajes y el teléfono. Entre ese tiempo conocí a quien es ahora mi pareja, creo que es más de lo que podía pedir, me enamoré completamente de él, al punto en que a los pocos meses ya estábamos casi viviendo juntos, el problema es que el se fue a trabajar a otra ciudad y nos tuvimos que estar viendo solo unos días al mes.

En medio de esto, mi psicólogo me decía que quizás estaba perdiendo el sentido y me preguntaba cuál era el sentido de mi vida. Pensando en esto decidí tomar otro rumbo e irme a otro lugar, una ciudad más cerca de dónde está mi pareja, encontré trabajo y viendo otras oportunidades.

Pero lo malo es que siento que el fantasma de lo mal que lo pasé sigue rondando, me ha costado volver a motivarme en lo que hago, pero si me siento feliz con mi vida ahora, pese al miedo y a las dificultades. Bueno, escribo esto para desahogarme y ver sus puntos de vista. Para algunas personas mis decisiones han sido drásticas, pero siento que lo necesito para poder sanar y ser feliz. Gracias por leer y si de algo sirve lo que he aprendido les aconsejo que no se queden en un lugar que los dañe, no aguanten y aguanten, no es bueno estar soportando la vida...



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