Te recordamos siempre
Esta es la segunda parte de mi historia que les conté ayer, en donde relaté que mi papá se suicidó producto de una deuda bancaria. Hoy les quiero contar algo más bonito, pero me remontaré a esos años porque si no, no tiene sentido.
Luego de la muerte de mi papá todo fue muy triste obviamente, el cura de la iglesia en de momento un colombiano no quiso hacer la misa porque mi papá era un pecador por ende él no se prestaría para eso, menos mal nos encontramos con un cura italiano con otra visión, hizo que la misa fuera preciosa. Ese día casi todo el pueblito en el que vivimos asistió y eso nos otorgó cierta tranquilidad porque mi papito era muy querido.
Los dos primeros años fueron tremendos, mi mamá era un estropajo y con mi hermana tratábamos de hacer en lo posible feliz a nuestro hermano que los primeros días de esta tragedia no entendía por qué cuando el sol se escondía su papá no llegaba... en fin... tuvimos que lidiar con un dolor indescriptible.
Pero aquí va lo bonito... hoy en día mi hermana y yo somos profesionales y felices con nuestras hermosas familias, mi mamá se sigue sacando la cresta porque aún le queda su Conchito pero es más feliz que aquellos años tan tristes y mi hermano ya es todo un adolescente, un loquillo que es un calco a nuestro papá... es impresionante.
Esa es nuestra historia, lo que nos tocó vivir, aprendimos a vivir con el dolor y desconsuelo de la pérdida pero supimos pararnos. Hoy conmemoramos a nuestro viejito en cada celebración, almuerzo o asado, así lo mantenemos vivo en nuestros corazones.
Infinitas gracias por leerme, son un grupo acogedor y que sin conocernos leí cada uno de sus comentarios y lo agradecí con el alma.
